La defensa de Anson a Rita Maestre ¿por qué?
La Lupa del YA. Una de las personas más beneficiadas del franquismo, con importantes cargos, Luis Maria Anson, sale en defensa a ultranza de Rita Maestr, la asalta capillas. Anson, chaquetero de cuna, vividor adptable a gobiernos y regímenes, sigue en su línea de profetizar, mezclando al Papa, Osoro y Franco... y todo para defender a la asalta capillas. Esta es su última deplirable canela fina, a la que, todo sea dicho, ya nadie presta atención. ¿Quizá por ello ha de recurrir a defensas absurdas, para hacerse notar?
Su Canela Fina:
Conocí A Carlos Osoro cuando era arzobispo metropolitano de Oviedo. Mantuve con él largas conversaciones. Es hombre intensamente constructivo. Celebré que le trasladaran a Madrid desde Valencia con la seguridad de que haría una labor eficaz en favor de todos los madrileños. Sus declaraciones sobre Rita Maestre están llenas de sentido común. Son ejemplo del mejor cristianismo. «Todos hemos tenido 18 o 19 años. No sé lo que habrán hecho otros pero si sé lo que he podido hacer yo... Uno entiende que, a veces, a una edad determinada, todos hacemos cosas que después descubrimos que no debieran hacerse así».
Rita Maestre ha pedido disculpas por las molestias que su acción en una capilla universitaria han podido causar a algunos. Yo soy católico y, aunque el sentimiento religioso queda para la privacidad, me complazco, si se me pregunta, en afirmarlo en los foros intelectuales y culturales a los que asisto. Disculpo a Rita Maestre con las mismas palabras del arzobispo Osoro. El sentido cristiano de la vida así lo exige. Me convenció su sencillez en el juicio al que ha sido sometida. El Papa Francisco ha explicado muy bien en México que la Iglesia no vive, no puede vivir, tiempos de intransigencia ni de exclusiones. A finales de los cincuenta en una entrevista que le hice a Albert Camus, cuando le pregunté por su anticristianismo me respondió. «No soy anticristiano. Soy pagano. Y me interesa mucho el Cristo que perdona a los que se equivocan».
No conozco a Rita Maestre. He hablado con sus amigas y amigos. Mi impresión es que se trata de una mujer sencilla y muy inteligente, una persona culta y solidaria, siempre dispuesta a ayudar a los desfavorecidos. En la Monarquía de todos, que construimos frente a la dictadura de Franco, el caudillo que secuestró la soberanía nacional en 1939 en favor del Ejército vencedor de la guerra incivil, caben por supuesto las personas que piensan como Rita Maestre por mucho que algunos discrepemos de sus ideas. En la Canción de los jinetes, Schiller escribe: «Hierve la juventud, arde la vida». Rita Maestre se ha reafirmado en sus principios ideológicos y ha explicado sus ardores adolescentes. Ha reiterado sus disculpas. Me parece lamentable que algunos traten de oficiar su linchamiento público.
«Negar muchas cosas a los veinte años es un signo de fecundidad -escribió Mauricio Barrès- y bien poca simpatía me inspiran los jóvenes que no principian la carrera de la vida renegando». Naturalmente que aceptaré sin reservas lo que decida la Justicia pero seguiré manteniendo todo lo que aquí he escrito porque tiene razón el arzobispo Osoro y hay que saber disculpar.
A Rita Maestre, pese a quien pese, le espera una larga vida política llena de éxitos. Se curtirá en la experiencia y tal vez algún día lea los versos que Pablo Neruda, mi inolvidado amigo, escribió para una muchacha que se encontraba en dificultades: «Yo soy el que te espera en la estrellada noche, sobre las áureas playas, sobre las rubias eras, el que cortó jacintos para tu lecho, y rosas, tendido entre las hierbas yo soy el que te espera». Rita Maestre, universitaria de la clase media española, vive a tope su radiante juventud. Tiene suerte de ser lo que es, aunque algunos no compartamos sus ideas. De un conocido multimillonario español decía Rafael Alberti: «Pobrecillo, jamás sabrá lo que es ser joven, porque nació banquero».
Luis María Anson, de la Real Academia Española.