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Diario YA


 

Las derechas vuelven a ganar en Suecia

La derecha identitaria sueca con valores cristianos luteranos


José Luis Orella. Fredrik Reinfeldt ha sido el hombre providencial que ha conseguido repetir la victoria del 2006, manteniendo a la Alianza por Suecia en el gobierno. La Alianza ha obtenido el 49,3% de los votos, que suponen 173 diputados, frente al frente de izquierdas, formado por los socialdemócratas, postcomunistas y verdes. Esta última coalición se quedó con el 43,5% de apoyos.

 

Aunque los socialdemócratas mantienen con un 30,8% su primacía política, la pérdida de un 4,1%, que se suma a las pérdidas del 2006, sitúan a los socialdemócratas en el peor resultado de su historia. Los antiguos comunistas mantienen a la baja un 5,6%, y los verdes aumentan de su 5,2% al 7,2%, impulsados por el miedo al cambio climático. Por su parte, Reinfeldt, quien pasó de un lenguaje ultraliberal a defender postulados de una derecha social de bienestar, sensible a los sectores populares, ha conseguido volver a subir a Moderata (conservadores) a un 29,9%, un 3,7% más, que con las ganancias del 2006, duplican los resultados anteriores a su liderazgo. Sin embargo, se mantiene la pérdida de votos de sus aliados liberales, un escaso 7,1%, perdiendo un 4%; los centristas con un 6,6%, perdiendo 1,3%; y los democristianos, que obtienen un 5,6%, pero bajan casi un 1%. Las pérdidas plantean el problema de la pérdida de la mayoría absoluta a la Alianza por Suecia, que había permitido restringir el Estado del Bienestar, para poder asumir la crisis con un gobierno con poco endeudamiento. Para evitar el apoyo de los Demócratas de Suecia, el líder conservador ha pedido una apertura gubernamental hacia los verdes, que la han rechazado por fidelidad al frente de izquierdas.

 

Quienes se han convertido en los virtuales árbitros de la situación son los Demócratas de Suecia de Jimmie Akesson, quienes han obtenido un 5,8%, entrando en el parlamento. La formación identitaria  nacida en 1988 y acusada de xenófoba por su discurso antiíslámico, pretende hacerse con un apoyo social muy representativo en otros países escandinavos (Dinamarca (P. Popular) y Noruega (P. del Progreso). La defensa de la familia, el rearme moral de la sociedad a través de los valores cristianos luteranos, y el mantenimiento de una cultura predominante sueca son sus puntos dominantes. Su éxito no es causal, proviene de la homogeneidad del partido conseguida con la expulsión de sus elementos radicales, la orientación cristiana de su mensaje, y la participación en las elecciones locales. Los DS, aunque no tenían representación parlamentaria, sí disponían de casi 300 concejales, y una amplia zona de apoyo en el sur del país, en la región del Sund.