La difícil Ostpolitik en Cuba
José Luis Orella. La isla de Cuba es uno de los últimos capítulos del comunismo en la historia, junto a China. La Iglesia Católica tiene un papel importante en la difícil transición hacia un régimen de libertades, donde los cubanos de la isla y de Florida puedan convivir en paz y en reunión familiar. Sin embargo, un régimen aferrado a la supervivencia y una disidencia manipulada por USA puede provocar grandes enfrentamientos. La visita del Papa Benedicto XVI como peregrino de la patrona de la isla, la Virgen de la Caridad del Cobre, descubierta hace 400 años por “los tres juanes” siembra en el terreno roturado por su antecesor Juan Pablo II en 1998. Desde entonces, la Iglesia intenta ganar una situación de libertad religiosa que la iguale a la Polonia de los ochenta, o a la de los cristianos de Siria. Una libertad de culto, que con el tiempo pueda traer la política, educativa y económica. Entretanto la Iglesia debe “hacer músculo” porque el proceso de aniquilamiento que tuvo en la época de Fidel tuvo éxito, y en el desierto moral donde vive la población caribeña, los cultos afroamericanos y el evangelismo pentecostal promocionado por los estadounidenses reúne cada vez más adeptos.
En la actualidad, en una isla con una población de 11.242.000; los católicos son 6.766.000 (60,19% del total), aunque con una práctica del 6%, antes de la visita de Juan Pablo II no llegaba al 1%. Su vertebración depende de 17 obispos, auxiliados por 190 sacerdotes diocesanos y 171 religiosos; 71 diáconos permanentes; 37 hermanos religiosos; 619 religiosas; 24 miembros de institutos seculares; 2.122 misioneros laicos; 4.133 catequistas; y 78 seminaristas mayores, junto a13 seminaristas menores. Cifras escuálidas que gerencian: 10 escuelas con 713 alumnos; 2 centros de estudios superiores; 2 ambulatorios; 1 leprosería; 8 casas de ancianos y discapacitados; 3 orfanatos y 10 centros de educación especial. En definitiva dar consuelo a los más marginados de la sociedad.
Por esa razón, la visita del Papa, después de una peregrinación de la Virgen por la isla, que ha sido vista por centenares de miles de cubanos, ha servido para volver a reevangelizar la isla. El Papa ha pedido por los presos y los disidentes, de entre ellos quien destaca es el Premio Sajarov y candidato al Nobel de la paz, Oswaldo Payá del Movimiento Cristiano de Liberación. Quien fue responsable del proyecto Varela, de intentar ganar espacios de libertad, utilizando la constitución para ello, lo que le supuso la cárcel para él y sus amigos. Cuando le conocí personalmente, me destacó su talla moral y actitud de servicio hacia los demás, algo que se forja en el obra de las pruebas y dificultades. En la actualidad es el líder de la disidencia de mayor peso, y con una visión cristiana de actuar en la sociedad. Su organización, el MCL es el que ha sufrido de “forma preventiva” gran parte de las detenciones antes de la visita del Papa. Oswaldo se expresaba de la siguiente forma ante aciprensa: “Nuestras primeras palabras son para cientos de disidentes hermanos nuestros que en definitivas no han podido estar aquí por la ola de terror. Los grandes ausentes en estas Misas han sido precisamente los que defendemos los derechos humanos. Hablo de ellos y a nombre de ellos que no han tenido voz, solo desprecio y represión y hay que recordarlo. Ellos son los que defienden la reconciliación la paz y la libertad en Cuba, sin embargo a ellos son a los que han excluido. Los han excluido con terror. Pero hemos orado con el Santo Padre, abrimos el corazón a la esperanza. Como dijo Juan Pablo II: tenemos que ser los protagonistas de nuestra historia. La liberación es una tarea del pueblo cubano. Ahora con mayor esperanza porque en definitivas estamos al limite, en los umbrales, de la verdad y la liberación. Esa es nuestra esperanza”.
La isla que abandona el sucesor de Pedro, es uno de los últimos capítulos del totalitarismo marxista, pero en ella, este descendiente de valencianos, vuelve hacer actualidad las cartas escritas de San Pablo a galatas y romanos.