La emoción de las grandes remontadas
El Real Madrid es conocido mundialmente por sus históricas remontadas en el estadio Santiago Bernabéu. Y es que un partido en el campo madridista es muy largo, como dicen todos los entrenadores recordando todos los partidos que el equipo blanco ha remontado al final de los partidos. Por eso Jorge Valdano acuñó la frase de “miedo escénico” al referirse al recinto merengue.
Emociones similares son efectivamente muy habituales en el deporte del fútbol, que es el deporte más practicado a nivel mundial. Todo el mundo recuerda aún una final de la Champions cuando el Milan italiano ganaba por tres goles a cero al Liverpool inglés. Pues los ingleses fueron capaces de remontar en la segunda parte ganaron en la tanda de penalties. Toda esta emoción provoca que el mundo de las apuestas tenga tanto éxito, empezando con bet365, reconocida como una de las casas de apuestas más grandes del mercado.
¿Se imaginan lo que debió de ser apostar en ese partido? La final de la Liga de Campeones de la UEFA 2004-05 conocida también con el nombre de El Milagro de Estambul, se disputó el día 25 de mayo de 2005 en el Estadio Olímpico Atatürk de Estambul, Turquía. Fue la 50° edición de la final y los equipos que la disputaron fueron el Milan y el Liverpool con resultado de 3-3 en el tiempo reglamentario y 3-2 en la definición por penalties para los ingleses, que lograron su quinta Liga de Campeones de Europa. A este partido se le conoce como "El Milagro de Estambul", debido a la dificultad de la remontada que llevó a cabo el Liverpool.
El Liverpool, dirigido por Rafa Benítez, presentaba en su alineación a un conjunto sólido y con experiencia liderado por Steven Gerrard, que dirigía el centro del campo Red; en ataque Luis García, quien había sido decisivo en toda la competición escorado a la derecha y el checo Milan Baroš en punta. La defensa sólida y con experiencia, con el irlandés Finnan, el finlandés Sami Hyypiä, Jamie Carragher y el malí Djimi Traoré. El Milan por su parte, dirigido por Carlo Ancelotti, depositaba la principal base de su confianza en una letal pareja atacante, Shevchenko-Hernán Crespo, con un trabajo intensivo en el centro del campo con Andrea Pirlo, Clarence Seedorf, Gennaro Gattuso y la gran estrella del equipo, Kaká. El eterno Paolo Maldini capitaneaba el equipo, 16 años después de disputar su primera final.