La España del Parachuru ru churu
Pero vayamos a la canción perpetrada. Se trata de una composición de Antonio Flores, recreada ahora por su hermana Rosario en lo que parece una amenazante perpetuación del clan. Antonio, que era un hippie calé con buenas intenciones, hizo una cosita contra la violencia y las armas en las que nos contaba que si no hubiese sido tan malísimo y no hubiera matado a tantos niños no dudaría en volver a reír. Para rematar se incluían unos coros festivos. Ahora todo es mucho más grave. La buena de Rosario le ha dado a los remordimientos y a la ausencia de alegría una solemnidad propia del gregoriano y, para que no decaiga, también ha dotado al estribillo de una racial fogosidad. Así cuando todos estamos al borde del llanto ante la tragedia narrada, la pequeña Flores empieza a correr como una posesa alrededor del escenario gritando repetidamente un parachuru ru churu, parachuru ru churu ru, coreado por el respetable y que no sabemos si responde a que definitivamente ha vuelto a reír, a que en el fondo estaba de coña o a que el dichoso parachuru ru churu es la traducción a algún remoto dialecto tribal de las justas quejas de las victimas de tanta crueldad.
El caso es que esto ha sido considerado como lo mejor que ha parido la industria discográfica española durante 2008. La pregunta surge inquietante ¿cómo será el resto? Para encontrar una respuesta coherente sólo me queda aportar dos claves: primera: el año pasado el ganador fue Papito de Miguel Bosé; segunda: para los responsables televisivos de tales designaciones los himnos de los nuevos tiempos son El Pequeño Tamborilero,en lo afectivo,y Boriquito Como Tu,en plan canción protesta.
Es lo que hay, no diga que no advertimos.