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Diario YA


 

¿No se tratará de un primer globo-sonda sobre el tema que lanza el taimado Gobierno español para que nos vayamos acostumbrando a lo que puede sobrevenir con el tiempo?

La exministra Trujillo y la teoría de la U

Manuel Parra Celaya.
    El recordado maestro Jaime Suárez mencionaba frecuentemente la importancia de la teoría de la U para analizar diversas situaciones de nuestra historia; a saber: no debe confundirse la colocación de esta vocal en las palabras “casualidad” y causalidad”, pues muchos hechos aparentemente casuales, carentes de motivo aparente, son, en realidad, causales, es decir, provocados para suscitar importantes consecuencias políticas.
    Lo he sospechado tras leer en la prensa las palabras de la Sra. M.ª Antonia Trujillo, exministra de Vivienda con Zapatero y (hasta el pasado mes de mayo) consejera de Educación de España en Rabat, pronunciadas en el Primer Congreso Internacional sobre relaciones hispano-marroquíes, presente y futuro, en Tetuán.
    Leo y transcribo algunos párrafos de su sorprendente intervención en el citado Congreso: Ceuta y Melilla “son vestigios del pasado que interfieren en la independencia económica y política de este país (Marruecos, claro) y en las buenas relaciones entre los dos países (este y España)”; “ante los efectos nocivos de unas fronteras no sanas la respuesta política es el diálogo y no mirar hacia otro lado o el silencio”.
    Al parecer, la señora Trujillo es profesora de Derecho Constitucional, por lo que hubo de reconocer que ambas ciudades eran españolas antes de que existiera el Reino de Marruecos, pero “antes formaban parte de los territorios que correspondían a la civilización islámica”, con claro olvido o lapsus mental de que, antes de la expansión del Islam en el Norte de África, toda esa zona era inequívocamente cristiana”; suponemos que, durante su carrera universitaria, se saltó alguna clase de historia…
    Siguiendo con las palabras de su discurso, ante su mentor Zapatero, por cierto, no tuvo empaque en afirmar que el argumento histórico español es “debatible”; su premisa (o conclusión, quién lo sabe) es que “la reivindicación marroquí está plenamente justificada, inscrita en su ideario nacional y es irrenunciable”.
    Las respuestas indignadas desde Melilla y Ceuta no se han hecho esperar, y destaca la de parte socialista de esta última ciudad, que rechaza “con rotundidad, las opiniones personales” de la Sra. Trujillo; por su parte, desde Melilla, afirman que sus palabras “no representan a nadie del PSOE”; y Patxi López, en Bilbao, asegura que el Gobierno “no duda de la españolidad” de las dos ciudades; respuesta muy diplomática me parece, frase hecha para poder añadir luego un pero…
    Es decir, que, si son opiniones personales y si el gobierno no tiene dudas, se trata de una casualidad que la exministra del Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero opinara así pocos meses después de que ese gobierno, también socialista, de Pedro Sánchez hubiera llevado a cabo su espectacular giro de 180º en su política internacional, entregando al pueblo saharaui a los pies de los caballos de Marruecos, estrechando sus relaciones con este país (por cierto, bajo la una bandera española colocada también casualmente al revés), indisponiéndose con Argelia y tranquilizando a los crédulos españoles acerca de que “la españolidad de Ceuta y Melilla están aseguradas”.
    Quizás porque soy muy mal pensado, he rechazado de entrada in mente esta casualidad de la intervención de la antigua ministra de Vivienda y me he inclinado, de hoz y de coz, por la causalidad. ¿No se tratará de un primer globo-sonda sobre el tema que lanza el taimado Gobierno español para que nos vayamos acostumbrando a lo que puede sobrevenir con el tiempo? ¿No estarán estas palabras -calificadas de opiniones personales- en línea de adoctrinamiento y aviso a ceutíes, melillenses y, en general, a todos los españoles, para lo que nos va a deparar el destino?
    Y, puestos a pensar mal, no formará parte esta primera campaña divulgativa de las concesiones ante los EE.UU. de Biden, fiel aliado y valedor de Marruecos desde mucho antes de aquella Marcha Verde de la que algunos nos acordamos con rabia histórica contenida? ¿No se tratará, en resumen, de una causa para obtener, a la corta o a larga, una consecuencia que sea aceptada por los sumisos ciudadanos, que van tragando constantemente otras concesiones a los separatismos peninsulares por parte del Gobierno de Pedro Sánchez?
    Existe una clara solución de continuidad entre los gobiernos -diz que socialistas- de Zapatero, el que nos imaginamos que aplaudía la intervención de su exministra, y del actual presidente; la dejación constante de todo lo que afecta a la unidad nacional, además de las leyes de memoria sobre nuestra historia, lo asegura. Este globo-sonda sobre la españolidad de Ceuta y Melilla parece augurar un nuevo entreguismo, uno más de una larga serie, obedeciendo a instrucciones de más allá de nuestras fronteras.
    A lo mejor, es que los años me han vuelto muy desconfiado; suelo leer la prensa o ver los telediarios con una mirada profundamente crítica y siempre bajo sospecha de que me están levantando la camisa. Por ejemplo, y escribiendo de un tema muy diferente, también he sido capaz de sospechar que el intento de magnicidio de la Sra. Kirchner no ha sido más que un burdo montaje. Pero eso son otros garcías…
                                                  MANUEL PARRA CELAYA
s.

Etiquetas:Marruecos