La histeria Nacional
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Josele Sánchez. España, otrora poderosa y segura de su destino, se ha convertido por culpa de dirigentes y de dirigidos en veleta, en títere, en vulgar fotocopia de lo que llegara a ser antaño y de la que pueden reírse a carcajadas tanto en Europa como allende el atlántico. Culpo por igual a dirigentes y dirigidos pues toda la colección de golfos y mangantes que asoman por el doquier de la política nacional no sería posible sin el sometimiento cómplice de sus sufridas víctimas.
Aquí nadie está libre de pecado. Los corruptos y sus corruptores andan ufanos por las calles, aún más, hasta hace cuatro días se han presentado con descaro como prohombres de la nación, han impartido conferencias sobre economía y nos han dejado sus perlas en forma de declaraciones sobre moralidad exigiendo recortes y contenciones a la ciudadanía porque esta, una pandilla de cuarenta y siete millones de comemierdas, hemos aceptado esa realidad como inevitable. Aquí nos sorprendemos más por los cuatro consejeros de Caja Madrid que no hicieron uso indebido de sus tarjetas opacas que por los restantes ochenta y dos hijos de puta que han estado fundiéndose un dinero que es de todos en vino, cacerías, viajes, lencería, joyas, restaurantes y putas, eso sí, filipinas. Decía el dramaturgo inglés Noël Coward: “es desconsolador pensar cuánta gente se asombra de la honradez y cuán pocos se escandalizan por el engaño”. Eso es, desgraciadamente, lo que está ocurriendo aquí. Como el hambre se instala en casa del pobre se ha instalado, en nuestra sociedad, una comprensión mayoritaria hacia los corruptos; pensar que todos hacen lo mismo viene a ser, más o menos, como creer que nosotros también lo haríamos de estar en su lugar. Y esto representa descender al escalafón más bajo de la degradación moral. No odiamos a quienes nos expolian sino que les envidiamos. Y así nos luce el pelo.
¿Quién va a juzgar a esta caterva de sinvergüenzas, jueces que se inclinan ante los poderosos? ¿quién les acusará por sus graves delitos, fiscales que como el perro fiel obedecen la voz de su amo? Las cárceles no están hechas para albergar humanidades como las de Rato, Blesa y compañía. Las prisiones se hicieron para los parias, los drogatas, los apestados y los vecinos normales y corrientes que alguna vez cometen alguna equivocación. Quienes visten trajes de sastre y lucen relojes de sesenta mil pavos ni pueden ni deben visitar según que sitios. ¿Quiénes van a regenerar la vida política, los beneficiarios de la trama Gurtel, los de los ERES de Andalucía? Si hasta Izquierda Unida y los sindicatos les han salido rana sus representantes en el Consejo de Administración de Bankia. Da igual la procedencia. Lo mismo da si se procede de la alta alcurnia como si se asciende desde el último de los pozos de la minería asturiana: aquí cuando se llega arriba todos trincan, “maricón el último”… Y no pasa nada.
Un par de semanas en las portadas de los periódicos y tema sobre el que rellenar las tertulias televisivas a las que siempre asisten los mismos periodistas invitados como si no existieran más analistas políticos en el país. Todo está controlado. Defraudadores, defraudados, criticadores y criticados. Seis millones de españoles sin empleo de los cuales cuatro millones no cobran ninguna prestación, miles y miles de compatriotas que han perdido sus casas, pensionistas manteniendo a sus hijos y sus nietos, dependientes sin ayudas a su dependencia: no pasa ni va a pasar nada.
Esto es España, lo que queda de ella. Aquí vienen los cuatreros a nuestros ranchos, roban nuestras cosechas y nuestros ganados, violan a nuestras esposas y nuestras hijas y encima les convidamos a café y a unas pastitas que guardábamos en la despensa para alguna ocasión que lo mereciere. Si no fuese porque de todo lo dicho en Cataluña andan aún más sobrados sería como para querer marcharse con ellos. Somos lo que somos y tenemos lo que merecemos. Eso sí, a tiernos y sensibles no nos ganan ni los hare christmas. Se nos cuela el virus del ébola como a quien se le mete el vecino en el recibidor de su casa pero aquí por lo que nos movilizamos en veintitrés manifestaciones es por el sacrificio del perro de la pobre víctima infectada llevándonos hasta un estado de histeria nacional... Vaya bazofia de país