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Diario YA


 

referente idealizado del propio George Remí

La historia de Tintin y su padre Hergé

José Luis Orella. Hace pocos días, se estrenaba la película Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornio, obra maestra de Steven Spielberg, donde aúna las historias de El secreto del Unicornio, El cangrejo de las pinzas de oro y El tesoro de Rackham el Rojo. Que son aquellas que escribió sin contenido político y bajo el tiempo de la ocupación. Tintín es obra de Georges Remí, el genial dibujante belga, quien llega a concebir en un cómic, una narrativa creíble, gracias a la historia que suele desarrollar y al estudio preliminar de los elementos que introduce, como aviones, automóviles, armas y el aspecto de los personajes que incluye. A través de sus historias, Hergé proyecta el mundo de su momento, tal como lo ve. Por esa misma cuestión, aunque Tintín recoge parecidos con el hermano del autor, incluso con políticos de la época, no deja de tener un referente idealizado del propio George Remí.

¿Pero quién era Hergé?. El dibujante George Remi nació el 22 de mayo de 1907 en la ciudad belga de Etterbeek. Desde niño demostró en la escuela nacional de Ixelles un gran interés en dibujar niños héroes, dispuestos a donar sus vidas por la patria. Por aquel entonces, Bélgica estaba bajo la ocupación alemana, desde 1914 a 1918, y sus caricaturas trataron de un niño que hace multitud de jugarretas a los soldados germanos. De 1920 a 1925, su padre le ingresó en el colegio San Bonifacio, un establecimiento religioso, para evitar que su hijo estudiase la secundaria en la enseñanza laica. Del mismo modo, el joven George tuvo que abandonar a los Boy-Scout de Bélgica (sin formación religiosa) por los de la Federación católica.

Su admiración por el escultismo le llevará a sentir una gran simpatía por los indios norteamericanos y a seguir dibujando aventuras de Totor, un joven boy scout, para la publicación del grupo. En sus primeros dibujos, el joven Remí firma ya con el que ha de ser su famoso seudónimo Hergé, de la pronunciación al revés de la primera consonante de su apellido y su nombre. En 1926 realiza su servicio militar en el primer regimiento de cazadores, desde el cuartel enviará ilustraciones a la revista de la Juventud de la Acción Católica Belga. Vuelto de la mili, Hergé ingresa en el diario católico Le XX Siecle, que dirigía el P. Norbert Wallez, como dibujante y fotógrafo. Sin embargo, en 1928, aparece un semanario para jóvenes, integrado en el diario, llamado Le Petit Vingtieme. La pequeña publicación cambia la vida de Hergé. En sus páginas iniciales aparecerán las aventuras de Tintín, un joven reportero que junto a su perro Milu, inicia su andadura en el peligroso y desconocido país de los Soviets. Al mismo tiempo, Hergé empieza su noviazgo con la mujer de su vida, Germaine Kieckens, secretaria del P. Wallez, con quien se casará en 1932.

Los cómics de Tintín tendrán un éxito impresionante entre la juventud belga, y Tintín se convertirá en el modelo del adolescente católico, dispuesto en las diferentes aventuras a luchar por la verdad y la justicia, en ambientes que siempre guardarán relación con acontecimientos reales. En los diferentes álbumes, Tintín en el Congo, Tintín en América, La oreja rota, El cetro de Ottokar, El Loto azul y Tintín en el país del oro negro. Hergé defenderá el papel de los misioneros en África, admirará los Estados Unidos como país emprendedor y mostrará la faz terrible de los traficantes de armas, citándoles con sus nombres de verdad. También, demostrará su desdén hacia el comunismo, la expansión imperial japonesa en China y el militarismo germano.

En la vida de su país únicamente tuvo simpatías por sus compañeros de la juventud católica belga, que deseosos de emprender una campaña de limpieza política habían formado un movimiento político denominado Christus Rex, que evolucionará con el tiempo hacia el fascismo. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, Hergé pasó a ser el redactor jefe del suplemento juvenil de Le Soir, el periódico de máxima tirada en Bélgica. Bajo la ocupación, Hergé distrajo a Tintín en aventuras con ausencia de contenidos políticos, como El cangrejo de las pinzas de oro, El secreto del Unicornio, El tesoro de Rackham el rojo  y Las siete bolas de cristal. Sin embargo, en La estrella misteriosa, Hergé preanuncia el final del orden nuevo dictado por los alemanes.

Después de 1945, pasó un tiempo en la lista negra acusado de colaboración por haber seguido dibujando en los años de la ocupación, y sus antiguas simpatías rexistas. No obstante, a pesar de las acusaciones infundadas conseguirá la libertad de dibujar y hacer de Tintín uno de los mejores cómics. Desde sus viñetas el siempre joven reportero siguió manteniendo su defensa de los más débiles, demostrando su simpatía por los tibetanos, frente a la China maoísta y señalando hechos poco conocidos como la pervivencia de la esclavitud en algunos países islámicos de África. Hergé será condecorado en 1977 con la Medalla de Plata Sobredorada de Angulema y al año siguiente obtendrá el nombramiento de Oficial de la Orden de la Corona en Bruselas. En 1982, su fama será tal que la sociedad de astronomía belga nominará a un asteroide situado entre Júpiter y Marte como Hergé. Al año siguiente, Tintín y Milu lloraron la pérdida de su creador. En la actualidad, Tintín, es uno de los pocos “patrimonios” belgas que une a flamencos y valones, y un ejemplo para todos, que ha trascendido las fronteras del mundo católico de donde surgió.