La infanta Elena rezó ante Jesús de Medinaceli
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Paula Gordon Gimeno. Ayer, al igual que miles de madrileños y españoles que se desplazan en autobús desde diversos puntos del país, la infanta doña Elena se acercó a la iglesia de Jesús de Medinaceli para besar los pies de la imagen del Cristo que data de la primera mitad del s. XVII.
Como cada año, el primer viernes del mes de marzo miles de personas hacen colas durante horas para poder venerar la imagen de Jesús de Medinaceli. Dicen los fieles que Jesús concede un deseo de los tres que se le piden.
La imagen fue tallada en Sevilla y llevada por los capuchinos a la ciudad marroquí de La Mamora, en aquel momento plaza fuerte española. En 1681, la ciudad fue tomada por el rey Muley Ismail y la imagen sometida a todo tipo de vejaciones. Posteriormente fue rescatada por la Orden de los Trinitarios, los mismos que liberaron de su cautiverio a Miguel de Cervantes, por el simbólico precio de 30 doblones de oro.
Posteriormente llegó a Madrid en 1682 y desde entonces ha sido imagen de predilección del pueblo madrileño. Hace ya 300 años que la familia real española tiene por costumbre que alguno de sus miembros se una a la veneración popular el primer viernes de mes.
También la alcaldesa de la capital, Ana Botella, asistió a la misa celebrada en la Basílica de Jesús de Medinaceli y pidió al Cristo de Medinaceli trabajo para todos los madrileños.