La Legión Azul, menos conocida que la División Azul, y por ello más importante darla a conocer
Redacción. Es una de las novedades de cara a esta navidad. Legión Azul, de editorial Actas, tiene más de 800 páginas donde el historiador Xavier Moreno Juliá ofrece una verdadera visión sobre el hundimiento de los ejércitos de Adolf Hitler, y con ellos el de la pequeña unidad española que allí permanecía como heredera de la División Azul.
Para situarnos en su aspecto cronológico, el libro empieza con un Adios a la División Azul durante la II Guerra Mundial, que deja muy claro que el libro no va sobre esta gloriosa división, sino sobre la Legión Azul que empieza su particular historia a partir de entonces.
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Un pliego de 16 páginas con documentos y fotografías, muchas de archivos particulares y de fundaciones, es un aporte fundamental. Así podemos ver desde fotografías de general Esteban-Infantes con Lindemann, la celebración de una misa de campaña o portadas de Hoja de Campaña, el periodico de la Legión de Voluntarios. Todo ello da estructura a un libro indispensable para los amantes d ela historia de Espñaa, de la II Guerra Mundial y de la División Azul, con el valor añadido de tratarse de la historia menos conocida de los valientes que lucharon en la Legión Azul. Menos conocida, y por ello más importante aún darla a conocer.
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La Legión Azul fue hija de la División Azul, la unidad falangista que Serrano Suñer creó y que Franco “dejó” marchar al frente ruso, el que, a la postre iba a ser epicentro de la Segunda Guerra Mundial en Europa. Este libro dibuja su historia, hasta ahora prácticamente ignorada. Y da los nombres de cuantos en ella estuvieron, y transcribe sus datos personales y dibuja, en cuadros y en mapas, cuanto ella dio de sí. Y lo hace, como es propio del autor, de manera clara, lineal y, sobre todo, contextualizada. Porque los estertores de 1943 y primeros meses de 1944 fueron los definitivos. Hitler, en su cerrazón mental, había desechado la oferta del Kremlin de poner punto y final a la guerra de Rusia.
Y ahora su Ejército pagaba las consecuencias. Y con él, un grupo de algo más de dos millares de españoles, que allí quedaron, en contraprestación por el retorno de la División Azul. No fueron los héroes míticos que algunos nos han querido hacer creer. Fueron hombres de carne, hueso y alma, que quedaron atrapados en un contexto atroz, brutal, el del “¡Matad, matad!” de Ilyá Ehrenburg. Quien había sembrado vientos, recogía ahora tempestades, y la Legión Azul tuvo que hacerles frente. Entretanto, España miraba hacia otro lado, el Aliado, pues, salvo algunos azules, Franco y su régimen nada querían saber ya de cuanto acontecía en Rusia. No en vano, día tras día, tomaba cuerpo el Untergang del Tercer Reich.