La maza de España
Eduardo García Serrano. 1 de marzo.
El valor es algo que todos los hombres creen poseer, aunque muy pocos lo tienen de veras. Emilio Gutiérrez es un hombre sencillo al que no le sobra nada, excepto coraje, e incluso eso tiene que ganárselo igual que suda en la fábrica para ganarse el pan. A Emilio Gutiérrez, los batasunos, le volaron su casa en Lazcano y añadieron a la ruina mofa, befa y escarnio riéndose a coro, descojonándose en orfeón de Emilio y de su ruina. No se fue Emilio con las manos pintaditas de blanco a la plaza mayor de Lazcano a cantar esa mariconadita, tan del gusto del demócrata tolerante y dialogante, que dice: “ETA, escucha, aquí tienes mi nuca”. Sin más armas que su orgullo y su legítima furia, y más sólo y abandonado que España en el discurso de Fernando Sabater, empuñó una maza y entró en la sede de Etasuna en Lazcano como un almogávar en Bizancio.
En Emilio Gutiérrez y en su maza vi el amanecer de la esperanza. Tal vez en él, y en su justa furia, encontremos un propósito para construir lealtades que no se nos rompan entre las palabras tibias de los políticos al uso, que son la muestra evidente de nuestra decadencia por aceptar un poder sin dignidad que ni lucha ni combate contra el separatismo, sino que pacta con él. Viendo la maza de Emilio Gutiérrez golpear con furia y con orgullo la cloaca de Etasuna en Lazcano supe, sin dudas ni vacilaciones, que las cosas que importan saldrán bien si tenemos el coraje de arder bajo el sol.
Sé que hay gente que alberga dudas legítimas sobre los que ha hecho Emilio Gutiérrez, abandonado por el Estado y por sus conciudadanos, abandonado por la democracia. Hegel, el gran filósofo alemán dice que “el Estado es el núcleo sobre el que se articula la plena emancipación humana”. El Estado es la realidad efectiva de la libertad concreta. Si el Estado nos abandona, sólo nos queda el derecho natural para defendernos. Y Carl Schmitt, otro gran teórico del Estado, dice que “la democracia se basa en la identidad de gobernantes y gobernados; si los gobernantes (que lo son a través de nuestros votos) traicionan la voluntad de los gobernados, no hay democracia. Si no tenemos Estado y no tenemos democracia, sólo nos queda el derecho natural.