Fernando ballesteros. 29 de abril. ¿Pero no habíamos quedado en que los rivales del Barcelona se dejaban ganar y ahorraban energías para el partido siguiente ante el Madrid?. El Valencia se debió olvidar de esta conspiración antimadridista difundida los últimos días. Y el Sevilla, porque los de Jiménez -con el mismísimo técnico a la cabeza- demostraron ante el Madrid lo mismo que siete días antes en el Camp Nou: que están para los leones, que si entran en Champions va a ser de milagro y que su tercer puesto destacado durante buena parte del campeonato viene a poner el acento en un nivel liguero que yo calificaría como alarmante.

En cualquier caso, el número de la semana es el 4. Esos son los puntos que separan a culés y blancos. Y el sábado en el Bernabeu, el partido de los partidos, 90 minutos que pueden decidir la liga. Hasta llegar a la cita, asistiremos a grandísimos ejercicios de periodismo de trincheras y a faltas de respeto al líder por aquí y por allá. Canguelo, he leído en la portada de un deportivo de reojo cuando pasaba por la tienda, no les digo más.

Será un clásico entre el mejor Barcelona de todos los tiempos y el peor Real Madrid de la historia. Si, ya se que la afirmación es descabellada y que, con los números en la mano, no sólo no es así, sino que se trata del mejor Madrid pero esta absurda cantinela es la que escucho día tras día en tertulias radiofónicas. Ya les digo que la guerra psicológica está siendo dura, muy dura.

Claro, los pensadores se preguntan cómo es posible que un gran Barcelona -aunque lo suelen decir con segundas- sólo le saque cuatro puntos al segundo. Pues miren, yo tengo mi teoría, creo que para ganar a la inmensa mayoría de equipos de esta liga te llega y te sobra con lo que pone sobre el cesped el Real Madrid y ahí están las pruebas. El Barcelona, ha puesto más, excelencia lo llaman, pero eso, de momento, no te da más puntos.

Esto me recuerda a la liga de baloncesto de los primeros ochenta o a la de balonmano. Daba igual que Barça y Madrid en basket estuvieran muy desigualados un año concreto, la liga se decidía en cinco o seis partidos y especialmente dos, los duelos directos. Me parece increible que hayamos llegado a esto, pero eso es lo que sucede en fútbol hoy en día. Y aún escucho en cada retransmisión televisiva gratuita -y mala- que es la mejor del mundo. No se lo creen ni hartos de vino.