La obligatoriedad de las auditorías energéticas
Con el fin de mejorar la eficiencia energética en la mayoría de las empresas, el Real Decreto 56/2016 del 12 de febrero establece la obligatoriedad a estas entidades de llevar a cabo, cada cierto tiempo, auditorías energéticas, sabiendo que está señalado para aquellos negocios de mayor volumen y tamaño.
Hoy en día, una de las mayores preocupaciones en el país es poder optimizar el mayor número de recursos energéticos posible, intentando mejorar el consumo y ahorrar en el mismo. Hay que decir que, para conseguir esa eficiencia energética tan deseada, es esencial contar con sistemas, equipos e instalaciones preparados para tal fin, con el objetivo de que las empresas, cumplan la normativa vigente en lo que se refiere a todo esto.
En este sentido, desde hace unos años, el Gobierno central aprobó el Real Decreto 56/2016 sobre auditorías energéticas del 12 de febrero, una ley a través de la cual, se establecen todas las pautas que hay que llevar a cabo para la realización de estas auditorías y, por supuesto, la obligatoriedad de las mismas en función del tipo de empresa que sea y la actividad que desarrolle en cada uno de sus sectores. Si bien es cierto las autoridades aconsejan, en la medida de lo posible, que la mayoría de entidades lleven a cabo estas inspecciones, hay que decir que existe un tipo de empresas que sí están obligadas por ley y que, de no hacer estas auditorías, pueden acarrear multas importantes.
Además de esto, también es importante mencionar que, en este decreto, se establecen cómo deben ser los procedimientos para poder promocionar la eficiencia energética dentro de las empresas, sabiendo que deben contar con sistemas acreditados y homologados, tanto para los proveedores de servicios como para los propios auditores.
¿Qué hay que saber para realizar estas auditorías?
Tal y como se indica en el Real Decreto mencionado, las auditorías energéticas deben llevarse a cabo en un periodo máximo de 4 años, teniendo en cuenta que son totalmente obligatorias para las denominadas grandes empresas. Con respecto a la elaboración de estas auditorías, es importante decir que, para poder realizarlas correctamente y teniendo como base este periodo de tiempo, hay que fijarse bien en la fecha en la que se llevó a cabo la última auditoría y, además, otro aspecto que no puede faltar es que, con el estudio, hay que cubrir, como mínimo, el 85% del consumo total de la energía producida en las instalaciones de la propia entidad. En lo que se refiere a esto último, hay que decir que todo esto es obligatorio siempre dentro del terreno nacional, debido a que, en cuanto a entidades que tengan actividad con carácter internacional, hay que regirse por la normativa europea que está en vigor.
Como no puede ser de otra manera, las auditorías realizadas deben cumplir con todos los criterios mínimos que se establecen en el decreto, además de añadir sistemas y propuestas innovadoras con el fin de gestionar adecuadamente esta energía dentro de sus instalaciones correspondientes.
¿Cuáles son las pautas más importantes?
Dentro de las pautas que se establecen en dicha normativa para realizar las auditorías, una de las primeras cosas que hay que decir es que estas deben ser llevadas a cabo en todo momento por auditores homologados y certificados, es decir, profesionales que tengan los conocimientos suficientes para ello y dominen a la perfección toda la documentación requerida.
De igual modo, también es importante que las empresas cuenten con todos los medios técnicos necesarios para llevar a cabo estas auditorías, con el fin de poder dar datos fiables y que se comprueben en todo momento. En este caso, los estudios se realizan tanto de la energía como de la electricidad que se consumen.
Asimismo, los auditores realizan análisis detallados del uso de la energía, sabiendo que el estudio de la misma debe hacerse en cada una de las instalaciones que tenga la empresa. Además, se añaden los gastos que supone esta energía y también, el consumo de los vehículos, en el caso de que cuenten con una flota para desarrollar su actividad.
Por último, los auditores llevarán a cabo una valoración de todo esto, sabiendo que esta debe ser totalmente transparente, ofreciendo información y datos veraces acerca del consumo real de la energía y del rendimiento general de la compañía.