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Diario YA


 

José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

La otra crisis: ¿Una escuela pública para todos?

Jesús Asensi Vendrell.  En ningún sitio está escrito que las entidades públicas han de tener un perfil ideológico determinado. Si son “públicas”, han de respetar a ese “público” que las dirige y también al “público” al que van dirigidas. Tampoco podemos olvidar una cosa muy importante: Los miembros de cada una de las familias son los que forman la sociedad y esta los diferentes estados. El estado, lo público, es consecuencia de la complejidad adquirida por la vida familiar y social.

 Además, si la educación de los niños nacidos y criados en esas familias es deber primigenio de sus padres y estos desean una educación moral determinada para ellos, tendrán todo el derecho del mundo a que la escuela “pública” a la que sus hijos van, colabore y reme en su misma dirección. No podemos olvidar que estas familias son el “público” que paga sus impuestos, que manda a su prole a las escuelas y que de su seno es de donde saldrán nuevos maestros que, con todo derecho, podrán ejercer su vocación docente en la escuela pública.
 
Algunos claman a voz en grito en defensa de la escuela pública. Mejor dicho, en defensa de “su” escuela pública, de la que desean imponer a la sociedad entera, a todo el “público” que se acerque a sus aulas. Algunos claman y ese clamor es discriminatorio del todo, pues desean que la escuela pública, que debería ser “para todos los públicos”, solo recoja el sentir y el pensar de unos pocos, dejando fuera a todas a aquellas familias que desean educar a sus hijos en unos valores morales y religiosos determinados.
 
Y seguirán gritando que el que quiera una escuela con una educación determinada se la pague de su bolsillo. Y seguirán olvidando que así es, que estas familias son las que pagan. Más aún, pues también a ellos se les podría recriminar lo mismo: ¿Quieren una escuela pública hecha a la medida de su ideología laicista? Pues… ¡que se la paguen!