Jesús Asensi Vendrell. Todas las tardes, puntual a la cita, se sentaba frente al televisor para ver su programa favorito: Ese concurso donde todos los participantes caen la mar de bien. Una cosa le llamaba la atención un día tras otro y era que la mayoría de los concursantes querían el dinero para hacer el viaje de su vida, o uno más para recordar si el dinero ganado era más bien poco. Hasta el gracioso presentador, tras cientos de programas emitidos, había caído en la cuenta de la poca originalidad de sus concursantes. Y por eso alguna vez se adelantaba y les comentaba si, además del viaje más que posible, les gustaría hacer otra cosa con el dinero.
Pero la cosa no quedaba ahí, pues había tardes en que algunos concursantes forzaban su poca originalidad con ausencias sentidas. Sí, pues su sola intención, si ganaban algún dinero, era irse de viaje con sus hijos y con… nadie más. Y lo mismo ocurría en determinados anuncios publicitarios, donde la madre o el padre brillaban por su ausencia y la alegría mostrada siempre era desbordante y contagiosa a más no poder.
No podemos olvidar ni un solo instante a todos esos niños que sufren la separación de sus padres. Más aún, pues tenemos que ayudarles para que la alegría vuelva lo antes posible a inundar su corazón. Pero esto no significa que los medios de comunicación, por no querer aumentar sus traumas infantiles, nos den a entender que tener los padres separados es lo más normal e intranscendente del mundo. Pensar y mostrar esto por televisión es muestra de una cruel ignorancia y de una clara cobardía. Todos los niños, a excepción de aquellos que sufren maltrato o cuyos padres padecen adicciones graves, desean que sus progenitores vivan juntos y se quieran con locura. Para todo niño, mamá y papá son lo primero y su corazón se desgarra cuando es sabedor de que las personas que él más quiere en este mundo no son capaces de sacar adelante juntos el hogar que un día formaron.
Muchas tardes sonreía viendo su programa favorito y más todavía cuando algún concursante decía que el dinero del premio lo iba a gastar en un regalo; o en un viaje, faltaría más; para su cónyuge y para sus hijos.