Jesús Asensi Vendrell. Uno no sale de su asombro al escuchar las impúdicas declaraciones de unos y otros ante la reforma de la ley del aborto propuesta por el Gobierno del Partido Popular. A esos unos y otros, de izquierdas y derechas, les babea la boca reclamando la defensa de la libertad de las mujeres para decidir sobre su maternidad. ¿Será que la nueva ley del aborto va a obligar a las mujeres a tener relaciones sexuales en sus días fértiles y, al mismo tiempo, les va a negar la utilización de métodos anticonceptivos? ¿O quizá prohibirá el dar a los niños “no deseados” en adopción? ¡Por favor, ya está bien de memeces!
Y todo este revuelo alrededor del aborto y la libertad se ha montado por culpa de la ignorancia culpable de unos dirigentes políticos faltos de formación y de escrúpulos. Porque algunos no se han enterado que en el seno materno, desde el mismo momento de la concepción, habita un nuevo ser humano que, al ver peligrar su vida y si pudiera, saldría pitando en busca del cariño de tantas mujeres que anhelan ser madres. Porque algunos políticos que se dicen de derechas, miran hacia otro lado, en busca del aplauso del “progresismo trasnochado”, dejando a un lado la verdad científica y olvidando pasajes bíblicos que no dejan lugar a la duda, como aquel que muestra el gozo de San Juan ante la visita de su primo Jesús, estando ambos en el seno de sus madres, Isabel y María.
Empieza un nuevo año y Dios quiera que el sentido común vuelva a brillar para que se reconozca y prevalezca la verdadera libertad: la que deben tener los niños no nacidos para ver la luz del sol, tengan o no discapacidad alguna.