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Diario YA


 

José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

La otra crisis: Incoherencia profesional

 Jesús Asensi Vendrell.   La profesora Inger Enkvist, experta en educación y conocedora de la realidad pedagógica europea, lo tiene más que claro: La calidad de la enseñanza depende en gran medida del nivel formativo y humano del profesorado. Esta opinión la comparte también don Luis Carbonel Pintanel, presidente de Confederación Católica de Padres de Familia y padres de Alumnos y, según parece, el señor Wert, ministro de Educación que acaba de presentar el Anteproyecto de la LOMCE, la nueva ley educativa que ha preparado el Gobierno de Mariano Rajoy. Queda por ver si, tal y como pasó con la LOCE de Aznar y la llegada de Zapatero, queda paralizada a los pocos días de que los socialistas ganen las próximas elecciones generales. 

            Pero sigamos, pues si la calidad del sistema educativo depende de la excelencia del profesorado y el fracaso escolar en España es escandaloso… ¿podremos deducir que las personas mejor preparadas no se dedican a la enseñanza? ¿O será que el nivel de nuestros docentes está por debajo del nivel del profesorado de los países con un fracaso escolar menor que el español? Entonces, ¿cómo es posible que en la actualidad se ofrezca cursar el Grado de Magisterio a estudiantes con un expediente académico que roza la mediocridad? ¿Por qué se dan tantas facilidades para que cualquier joven que no sepa qué estudiar se pueda matricular en Magisterio… si le es posible desembolsar la matrícula y las mensualidades correspondientes? ¿No es esto el pez que se muerde la cola?
 
            Y este problema que afecta también a la enseñanza pública se agrava en la enseñanza privada, pues en estos centros se espera que los docentes sean excelentes y además se identifiquen con el ideario del colegio. No podemos olvidar que las virtudes sobrenaturales se sostienen sobre las virtudes humanas y que nadie puede dar lo que no tiene.
 
            Entonces, ¿qué pueden hacer los docentes que ya se encuentran inmersos en el sistema educativo público y no dan la talla? Pues, como ya han ganado una oposición y son funcionarios de carrera, solo queda que pongan de su parte, que demuestren que su vocación por la docencia no fue solo flor de un día de oposición y realicen cursos de formación o se interesen por las obras de pedagogía que salen de continuo en el mercado editorial.
 
            Entonces, ¿qué pueden hacer los docentes que trabajan en colegio privados y no se identifican con el ideario del centro? Pues mirar a la figura del fundador de la congregación o de la institución religiosa que los sostiene y pensar qué fue lo que les movió para realizar aquellas obras, por qué se dejaron la vida para sacarlas adelante y cómo es posible que otros muchos continuaran haciendo realidad aquellas ilusiones bajadas del cielo. Reflexionar y pensar si su incoherencia de vida les hace merecedores de trabajar en ese colegio, por muchos idiomas que hablen o carreras que tengan cursadas. Caer en la cuenta de que uno se puede ganar la vida de muchas formas y en otros centros sin un ideario concreto. Sí, caer en la cuenta de que están distorsionando el espíritu fundacional y estafando a las familias que envían allí a sus hijos. Plantearse si están dispuestos a cambiar de vida, a intentar dar lo que de ellos se espera, a darse una oportunidad de ser feliz de verdad y así contagiar esa felicidad a sus discentes. Y si por el contrario, sus disposiciones no son esas, tener la valentía de renunciar a un puesto de trabajo que para otros sí que es una auténtica vocación.