Jesús Asensi Vendrell. Ya empezó el esperado debate sobre el estado de la nación y la sensación que uno tiene después de escuchar a Rajoy y a Rubalcaba es que nuestra clase política deja mucho que desear y que es y será incapaz de llegar a puntos de acuerdo sin ver más allá de sus propios intereses de partido.
Ahí estaba al presidente Rajoy, defendiendo las medidas tomadas por su Gobierno e insistiendo en que vamos por el buen camino. Y llegó la intervención catastrofista de Rubalcaba, con un discurso que muy bien podría estar dirigido al señor Rodríguez Zapatero tras sus dos terribles legislaturas.
Pero hay una diferencia esencial entre ambos discursos. Y es que Rubalcaba no es creíble porque ni él mismo se cree lo que dice. Porque si así fuera, si de verdad estuviera convencido de que Rajoy debe dimitir, se hubiera negado a intervenir en este debate mientras esa dimisión no se hiciera efectiva. Ahí queda eso.