Jesús Asensi Vendrell. Ya nos hemos acostumbrado y a nadie sorprende escuchar al presidente de Cataluña, el señor Artur Mas, hablando en catalán en algunas de sus intervenciones públicas para medios de comunicación españoles y de parte del extranjero. Eso sí, también hay que decir que en “voz en off” oímos la perfecta traducción al español o la podemos leemos en los subtítulos que aparecen en la pantalla.
Quizás por esto mismo a nadie le sorprendió que los candidatos a la presidencia de Galicia realizaran sus declaraciones postelectorales en su lengua foránea y que aparecieran, en algunos momentos, las mismas y pertinentes traducciones.
Tampoco nos hemos acostumbrado, y por eso nos sorprende, que los políticos vascos realizaran sus declaraciones públicas postelectorales en castellano y no en su más o menos que probable lengua natal. Eso sí, seguro que están más que justificados por tal desliz, pues su deseo a ser entendidos por todos; sobre todo cuando alguna afirmaba que hay que “parar a los de Madrid”; es casi superior al amor que sienten por su lengua. No podemos olvidar que el euskera es un idioma muy complicado y que no todos los medios de comunicación tienen empleados capaces de realizar una traducción simultánea. O quizá será que en algunos casos el orgullo nacionalista de los portavoces políticos es más de palabra, nunca mejor dicho, que de obra. ¿No creen?