La otra crisis: Revisionismo parcial e interminable
Jesús Asensi Vendrell. El odio es un mal consejero, el rencor oprime el corazón, la venganza amarga la existencia y el echar la mirada atrás para colmar aquellas frustraciones ya superadas para muchos es, como mínimo, una pérdida de tiempo que además divide a los españoles en dos bandos: los perdedores y los más perdedores.
Resulta que el señor Llamazares y su grupo político han realizado una proposición para reformar la Ley de Memoria “selectiva”. Su intención es anular todas las sentencias judiciales condenatorias realizadas durante el tiempo que duró la dictadura de Franco. ¿Y después, qué? ¿También tendremos que anular todos los permisos de circulación, los títulos universitarios y las licencias de obra cursados en aquel tiempo? ¿Y las partidas de nacimiento y de defunción? ¿Y…?
Bueno, que no cunda el pánico, pues una solución a todo este revisionismo es que un juez imparcial dicte una sentencia que sea perenne en la eternidad. El mismo Llamazares puede encargarse de elegir al consejero que nos haga ver la luz y que bien pudiera ser uno de los hermanos Castro, mandatarios de un país que acogió con la universidad abierta al señor Llamazares. Y es que, nada mejor que un dictador para juzgar a otro dictador. ¿No creen?