La parte de los ángeles
Victor Alvarado
Generalmente, la calidad del cine de Ken Loach se pierde por culpa de su marcado pensamiento marxista. Sin embargo, cuando él y su guionista, Paul Laverty (pareja de Iciar Bollaín), abandonan su ideología, perdiendo ese lastre, se convierten en auténticos genios, pues son capaces de entretener y hacer reflexionar sobre la dignidad del ser humano y del trabajador como ya demostraron en Buscando a Eric (2009), donde aparecía el futbolista Eric Cantoná en una película capriana.
Con un estilo propio del neorrealismo de Vitoria de Sica una de sus fuentes de inspiración y en tono documental, cuenta la historia de un grupo de delincuentes de poca monta a los que el juez condena a servicios comunitarios para eludir la cárcel. Estos jóvenes, mientras cumplen su pena, idearán un plan para robar en una destilería un whisky de un valor incalculable, porque gracias a un buen amigo se convierten en excelentes catadores de esa bebida.
El propio título de la película hace referencia a un hecho curioso, ya que el 2 % del contenido de los barriles del citado licor se evapora, lo que se atribuye a la parte que se dice que les corresponde a los ángeles. Esta explicación tan simpática sirve para constatar que la intención del cineasta, conocido por El viento que agita la cebada (2006), Tierra y libertad (1995) o Ladybird Ladybird (1994), es más blanca de lo habitual y hasta abierta a la trascendencia, no obstante, tiene un par de escenas muy violentas. La película tiene el carácter de denuncia social, aunque no se olvida del humor y la ironía con claro sello británico, pero donde sobran algunas escenas de marcado corte escatológico.
En su mayoría, el reparto está formado por actores sin experiencia, que lo hacen muy bien, algo muy habitual en su filmografía (en una ocasión se le ocurrió al cineasta un anuncio en el que indicaba que buscaba obreros con experiencia como actores, siendo este el modo para captar intérpretes de esa condición social para realizar el casting final). La excepción, dada su experiencia, es el actor, John Henshaw, que se luce en cada escena en la que participa, representa a un hombre de buen corazón, que actúa como el padre que nunca tuvo uno de los personajes.
La parte de los ángeles (2012), ganadora del premio del Jurado de Cannes, habla de segundas oportunidades y ofrece un mensaje esperanzador, un detalle no siempre presente en el tándem formado por Loach y Laverty. Es un elogio de la amistad y la gratitud. La fuerza de la familia es determinante para facilitar la reinserción de un posible delincuente a través de una promesa que hace a su hijo recién nacido.