La psicopatología social del paro
Pilar Muñoz. 14 de enero. En esta semana ha aparecido la cifra alarmante de desempleo en España, la cual está en torno a los tres millones de trabajadores censados. Las consecuencias económicas son evidentes, mientras que las psicológicas van cursando paralelas a las primeras, impactando en el trabajador y su entorno. El factor tiempo es decisivo en la aparición de diferente sintomatología, aumentando su intensidad a medida que se prolonga la situación de paro.
Analizamos las fases psicológicas que se producen ante la pérdida del empleo:
1.- FASE DE SHOCK. Suele durar una semana y se caracteriza por la perplejidad, escepticismo o miedo ante el despido. Tienen ocurrencia los sentimientos de confusión, desorientación y sensación de fracaso e incapacidad para hacer planes de futuro.
2.-FASE DE APARENTE RECUPERACIÓN. Su duración es de varias semanas, en las cuales se produce una especie de negación del desempleo, viviéndose como un período vacacional. En esta fase el desempleo se vive como algo temporal y con cierto optimismo. Se aprovecha el tiempo para solucionar tareas y asuntos pendientes que se venían postergando por falta de tiempo o disponibilidad.
3.-FASE DE REACCIÓN. Tiene una duración de varios meses, dependiendo de distintos factores; apoyo social, comprensión de la pareja y capacidad de afrontar los problemas. Desaparece la sensación de ocio vacacional, y aparece la idea falsa de no poder encontrar trabajo en mucho tiempo. Durante esta fase se contemplan diversas vías de encontrar empleo, incluyendo el negocio propio.
4.-FASE DE FRACASO LABORAL. Aparece cuando se tomo conciencia de la imposibilidad de volver a encontrar trabajo y su duración es variable, en función de la insistencia del trabajador. Conlleva un profundo pesimismo y sentimientos fuertes de desesperanza, ansiedad e indicadores depresivos, irritabilidad y molestias de tipo psicosomático.
Por último, los síntomas psicopatológicos, psicosomáticos y psicosociales que surgen cuando el paro es muy prolongado y que deben ser abordados por los especialistas correspondientes:
Insomnio producido por alteración de ritmos biológicos.
Disfunciones sexuales, secundarios a la baja autoestima
Riesgo de depresión y conductas suicidas
Abuso de sustancias y dependencias como el juego o similares
Actitudes hipocondríacas por aumento de la auto-observación.
Mayor incidencia de trastornos cardiovasculares
Alteraciones metabólicas y aumento del colesterol
Cefaleas tensionales y vértigos
Dolores inespecíficos
Alteraciones gastrointestinales: gastritis y colon irritable
Alteraciones broncopulmonares
Alteraciones dermatológicas.
Pérdida de prestigio social y rechazo familiar
Aumento de la conflictividad en el entorno del parado.
Aumento de la dependencia de otras personas: Instituciones benéficas, familiares de segundo grado, vecinos, etc.