La razón de la sinrazón
Pedro Sáez Martínez de Ubago. “¿Qué caray celebran el Día de la Constitución aquellos que se la pasan por el forro?” Esta pregunta de Duran y Lleida, quien no acudió a los actos, parece un cabal resumen de lo vivido en Madrid el pasado martes día 6, Día de la Constitución.
Por un lado, el presidente del Gobierno en funciones dijo que la Constitución debe seguir siendo "el camino del progreso, del bienestar y de la mejora" del país y pidió a las nuevas Cortes que la preserven: "Mi deseo es que esta Constitución que ha funcionado, que ha sido útil a España, siga siendo el marco de referencia para afrontar los retos que tenemos como país, los desafíos que tenemos como sociedad, la mejora de nuestra economía y de nuestra convivencia democrática", ha manifestado. Ha instado así a todas a "preservarla" para que siga siendo "el principal marco de referencia" porque "La Constitución fue el principio de nuestra convivencia democrática", tal hipocresía cabe en el sujeto que con leyes como la de la memoria –con étimo más en “memo” que en otra voz- histórica ha reabierto heridas que estaban cicatrizadas entre los españoles.
Es de suponer que el señor Rodríguez no pensaba en la Constitución del 9 de diciembre de 1931 sino en la Constitución de 1978. Es decir en la Constitución de los consensos arraigados en perjurios que han deparado a España la incapacidad de combatir un terrorismo al que ahora el gobierno busca tratar de igual a igual; la constitución del GAL del Faisán y de las gasolineras; la constitución de los pelotazos y de la corrupción generalizada; la constitución que ha convertido la nación española en lo más parecido a un estado federal, con 17 reinos de taifas y sus administraciones paralelas más nocivos para la economía que 17 millones de sanguijuelas; la constitución que ha arruinado España, volviendo a deshacerse del oro del Banco de España; la constitución laica de iure y antitea de facto; la constitución que ha roto la familia con los divorcios ordinarios y los divorcios exprés, con el aborto libre, la eutanasia, el reconocimiento de las uniones contra naturam y la EPC; la constitución del paro, de la droga, de los recortes sociales y sanitarios o del nepotismo zarzuelero; en definitiva un esperpento de ley, que, como en el caso del teniente general Mena, lleva al castigo de quienes brindan por su cumplimiento…
El cabeza de la Federación Socialista Madrileña, Tomás Gómez aseguró que veía "muy raro" el ambiente en el que se ha desarrollado este año la recepción del 33 aniversario de la Constitución, aunque no dijera que es la conmemoración a la que más presidentes autonómicos han faltado: Esperanza Aguirre, quien decidió por enésima vez no acudir a la recepción, igual que tampoco acudieron los presidentes de la Junta de Andalucía, el socialista José Antonio Griñán, ni el lehendakari Patxi López, ni la presidenta de Navarra, Yolanda Barcina (UPN), ni el presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, ni el valenciano Alberto Fabra, ambos del PP, ni el de Cataluña, Artur Mas (CIU): es decir 7 de los 17 presidentes autonómicos. Saquen ustedes las conclusiones…
Quienes, entre otros, junto a la jacobina Rosa Díez, no faltaron al acto y de algún modo hasta lo protagonizaron fueron el veterano dirigente comunista Santiago Carrillo, el asesino que hace 75 años ordenó apretar los gatillos en Paracuellos ni su, en parte sucesor, el coordinador general de IU, Cayo Lara, fue al Congreso a primera hora junto con otros dos representantes de la coalición de izquierdas, Josep Nuet y Caridad García, que asistieron exclusivamente para chupar cámaras y denunciar la reforma pactada por las dos principales fuerzas políticas a espaldas de los demás grupos, hecho lo cual no se quedaron ni al discurso de José Bono ni a la recepción posterior.
Una forma tan “sui generis”, entre ausencias y protestas, de conmemorar y honrar a la señora Constitución por nuestra oligarquía política, roza la locura, la enajenación mental, lo lunático o lo ilusorio y no puede menos que traernos a la memoria la cita de Feliciano de Silva que se encuentra en el capítulo primero del Quijote: “La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura”.
PEDRO SÁEZ MARTÍNEZ DE UBAGO