La realidad acerca de la mutilación genital femenina
Más de 200 millones de mujeres en el mundo han sufrido la mutilación genital femenina y treinta millones de niñas corren el riesgo de sufrirla en la próxima década. La cifra es alarmante, pero ¿qué es? ¿Por qué se practica? ¿Qué riesgos conlleva esta práctica? La Organización Mundial de la Salud define la mutilación genital femenina como todos los procedimientos que, de forma intencionada y por motivos no médicos, alteran o lesionan los órganos genitales femeninos. Hablamos de una práctica intencionada que aún se lleva a cabo en muchas regiones de África y Asía y que consiste básicamente en la extirpación parcial o total de los genitales femeninos.
Los riesgos para la salud de las mujeres a las que se practica este procedimiento son muchos: desde infecciones, aumento de complicaciones durante el parto, infertilidad, mayor probabilidad de infecciones durante la vida e incluso la muerte. La mayoría de las veces este procedimiento lo llevan a cabo mujeres sin formación, en entornos que no están esterilizados y utilizando tijeras, cuchillas de afeitar e incluso cristales rotos. Las infecciones que este procedimiento puede causar son muchas. Además de los problemas físicos, en muchos casos la mutilación genital conlleva también daños psicológicos. Según un estudio un 46% de estas mujeres tiene problemas de ansiedad y un 76% de ellas sufre sentimiento de miedo intenso y horror durante un tiempo después de haberle practicado la mutilación.
Esta práctica, conocida comúnmente como ablación, no solo significa un riesgo para la salud de las mujeres sino que además, supone una clara violación de sus derechos fundamentales y una forma más de violencia contra las mujeres. El motivo por el que esta práctica aún sigue realizándose en muchos países es porque se trata de una práctica arraigada en algunas culturas, y aunque ha evolucionado junto con las grandes religiones, es anterior a ellas.
La principal razón por la cual se realiza la mutilación es porque en ciertas sociedades se piensa que es la única manera de conseguir un buen matrimonio. Si las niñas no se someten a ella se considera que son promiscuas y sucias, en cambio, la ablación es sinónimo de limpieza y pureza.
La mayoría de los casos se practican durante la infancia, entre la lactancia y los 15 años. África Occidental es la región con mayor prevalencia de esta práctica, un territorio donde más del 85% de las mujeres de entre 15 y 45 años habrían sufrido esta violación de los derechos humanos. En toda África, más de 125 millones de niñas mayores de 10 años han sido víctimas de esta práctica. Y si las cosas continúan como hasta ahora, 86 millones de niñas en todo el mundo habrán pasado por esto antes de llegar al 2030.
Existen varios tipos de mutilación pero sin duda ninguno es beneficioso para la salud de las mujeres. El principal daño de esta práctica no es solamente físico, sino que supone una de las peores formas de violación hacia las mujeres. Por esto, en esta fecha: el 6 de febrero, se celebra el día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina en todo el mundo.