La traición, perfectamente urdida por Sánchez contra España, se consuma
Miguel Massanet Bosch.
Difícilmente nos hubiéramos podido imaginar hasta dónde ha llegado el despliegue gubernamental, los medios utilizados, el dinero gastado, los engaños, las falsedades, los equilibrios políticos y la desvergüenza de estos señores que nos gobiernan, para conseguir darle la vuelta a una opinión pública generalizada, mayoritaria, convencida, indignada, furiosa y en contra de la concesión de los indultos a los presos que fueron condenados por el TS por haber cometido delitos de secesión y, algunos, también el de malversación de caudales públicos. Lo cierto es que han conseguido apaciguar los ánimos con eso de “¡qué viene la derecha! Y, ante esta palabra mágica, son muchos los que llegarían a aceptar medidas de gracia hasta para el propio Stalin.
Empecemos por el simple hecho de que, la concesión de un indulto debería ser algo dado con cuentagotas, no habría que abusar de una medida de gracia que lo que hace es desvirtuar una sentencia emitida por un tribunal que, por el oficio del juez o los magistrados que lo integran, ya supone un conocimiento más profundo y detallado de la norma y de la persona sobre la que ha dictado la sentencia. Sentado este precedente, por algo no está permitido un indulto colectivo, sino que se hace ad personam, para que se tengan en cuenta, aparte de la importancia, gravedad, trascendencia, alarma social y circunstancias del aspirante a indulto, se requiere, además, que lo haya solicitado y que se comprometa a no reincidir y, si es posible, que muestre arrepentimiento y haberse reformado, para que pueda ser reintegrado a la sociedad sin que exista el peligro de que reincida en el delito.
Si nos concretamos al señor Junqueras y el resto de presos de la cárcel de Brians (Cataluña), nos percataremos de que nos encontramos ante un caso atípico el que, por el propio régimen carcelario que se les está aplicando, ya difiere esencialmente al del resto de reclusos de dicha penitenciaría y del conjunto de presos de toda España, cuando, en realidad, mejor se lo podría comparar con un lujoso hotel de primera categoría. Se podría decir que, los catalanes, las autoridades penitenciarias, los miembros de la Generalitat y una parte destacada de la sociedad burguesa catalana, ha convertido aquel centro en un lugar de peregrinaje, como también lo han hecho, en el caso de caradura de Puigdemont, cómodamente instalado en Waterloo, al frente de su imaginaria “república” catalana, al que el señor Aragonés ha sido el primero en irle a rendir pleitesía en su refugio de Bélgica, para darle cuenta detallada de los planes que tiene previstos en orden a ir quemando etapas para conseguir la independencia de los catalanes.
No se puede decir que, aparte de que no disponen de plena libertad, en cuanto al resto de carencias que supone permanecer en una prisión, los señores que cometieron el gravísimo atentado de intentar separar Cataluña de España, primero mediante amenaza, incumplimiento reiterado de las leyes españolas, chantaje evidente, manifiesto y sin el menor disimulo a los gobernantes mediante amenazas de altercados, desórdenes, alteraciones del orden público y toda una serie de procedimientos de presión y apelando al victimismo utilizando el socorrido recurso de acusar a la policía y a la Guardia Civil de actuar salvajemente cuando los que lo hacían eran los mismos alborotadores que ya iban acompañados de cámaras y fotógrafos para filmar aquellos casos, preparados por ellos mismo, don aparecían “supuestos” maltratados que, vean ustedes por dónde, siempre tenía a quien los filmara; no debieran de tener queja alguna..
Algunos, en nuestra ignorancia, nos llegamos a preguntar si ¿con estos indultos se va a conseguir que los catalanes renuncien a pedir la independencia? Parece ser que, rotundamente, va a ser que no. No solamente no lo han prometido, sino que Cuixart, uno de ellos, ha manifestado abiertamente que está dispuesto a seguir con su tarea de desvincular Cataluña de España, tan pronto se encuentre en libertad y en condiciones de reactivar su separatismo activo. Algunos, seguramente insistirán en aquello del “diálogo” del que tanto se habla, incluso lo hacen los obispos de la Tarraconense; pero resulta que, entre pitos y flautas, estos señores, el Gobierno y la mesa de separatistas, llevan años hablando sin que se haya conseguido adelanto alguno. Mentimos, los separatistas si han conseguido importantes sumas de dinero y otros beneficios estructurales de los negociadores enviados por el Gobierno. Luego, ¿qué garantía va a tener el actual Gobierno de qué dándoles los indultos, el clima con Cataluña va a mejorar? ¿Quién puede asegurar que, al mes, al medio año o al mismo año que viene, no se vayan a producir otros incidentes, manifestaciones, actos de sabotaje o chantajes y amenazas por parte de los grupos, al frente de los cuales tenemos a señores como Sánchez (el catalán) o Cuixart?
Nos gustaría hacer un breve comentario sobre las posible e inmediatas repercusiones, influencias, motivaciones o incluso posibles cambios de posicionamiento, tanto del tribunal de Estrasburgo, como del Parlamento de la UE en Bruselas y el resto de estancias jurídicas ante las cuales España tiene litigios, con motivo de la extradición de los fugados de la Justicia y las complicaciones que, el indulto, nos van a traer respecto a nuestro prestigio ante la UE. Empecemos por el principal perjudicado por el cambio de postura del Gobierno que, cuando las pasadas elecciones, prometió que nunca indultaría a los condenados separatistas y ahora han cambiado diametralmente de postura, con prisas para hacerlo. Cuando, el que dispone de la facultad de indultar, lo hace a una sola persona, normalmente se rige por unas reglas en las que tiene en cuenta los deberes familiares y responsabilidades en la vida civil, su buen comportamiento, los signos de arrepentimiento que muestra o en la confianza de que van a integrarse de nuevo en la sociedad, para formar parte de los ciudadanos que cumplen con sus obligaciones para con el Estado y el resto de los españoles.
Cuando hablamos de un colectivo, empezaremos por decir que el indulto no se le puede conceder a un grupo de personas, en cuyo caso hablaríamos de amnistía, otro procedimiento que no se puede aplicar en España. Pero en el caso que nos ocupa, este Gobierno, dispuesto a saltarse cualquier consideración que no favorezca sus intereses políticos, empieza por actuar en fraude de Ley porque lo que, en realidad, se propone hacer es, mediante indultos individuales, basados en unos mismos hechos delictivos y, además, ejercidos colectivamente, pretender salvar la legalidad mediante un truco, seguramente fruto de la mente retorcida de este Rasputín de biblioteca que le asesora, el señor Redondo, mediante el cual piensan que van a conseguir su objetivo de contentar al Gobern catalán y a todos los independentistas catalanes, presentándose como quienes lo que buscan es congraciarse con el pueblo catalán al que reconocen que, por lo visto, están en su derecho de continuar exigiendo el que se les conceda la independencia.
¿Se imaginan ustedes a los tribunales belgas que ya, en su día, nos negaron la extradición exprés de Puigdemont, cuando ahora, que el TS se la volvió a solicitar, lo que van a pensar si, el mismo gobierno de España viene reconociendo, como va a hacer, que la sentencia del alto tribunal fue excesiva? Pero es que existen los casos de Ponsetí y otros que siguen en la misma situación y el tema de la inmunidad que se le devolvió a Puigdemont pero que, recientemente, el tribunal que tramita el caso en la Asamblea, ha vuelto a solicitar que se le retirase de nuevo en base a nuevos informes que se han aportado. ¿Cómo va a quedar parada nuestra Justicia y la seriedad de nuestros tribunales si, después de un juicio con todas las garantías exigibles, el Gobierno reconoce que, el delito de secesión, estaba penado con penas demasiado graves y que, por tanto, iba a ser preciso una nueva tipificación en el CP español? ¡La debacle! Europa no nos va a volver a tomar en serio.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, este proceso que parece que va a finalizar con la peor de las resoluciones posibles, parece que nos va a abocar a una situación en la que los separatistas ( y no olvidemos que los vascos siguen atentamente la evolución del tema catalán) van a salir convencidos de que han derrotado al Gobierno español, que han impuesto su ley y que ahora sólo les queda que seguir pidiendo, exigiendo y amenazando, para ir consiguiendo todo lo que quieran sin olvidarse de que, en el espacio de tiempo que ellos consideren conveniente, van a estar en condiciones de dar el jaque mate definitivo a su independencia de España.