Editorial. Soraya Sáenz de Santamaría ha emprendido este jueves un viaje a Washington para reunirse con el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, y con la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde. Aunque se dice que esta visita estaba planificada con antelación, lo cierto es que coincide plenamente con el delicadísimo momento económico que vive España esta semana, con una muy elevada prima de riesgo que nos sitúa en unos máximos históricos y con una bolsa en mínimos anuales. En una situación que, como define nuestro ex Presidente del Gobierno español, Felipe González, es “de emergencia total”.
El objetivo de estos encuentros no es otro que pedir ayuda y apoyo económico para España. Corresponderá a la Vicepresidenta convencer de lo que ya ha explicado en Estados Unidos Mariano Rajoy hace unos días. La austera política marcada por el PP con unos severos y muy poco populares recortes, pese al nombre de su partido, que implantan duras y dolorosas medidas, aunque parece ser que, según va marcando el devenir de los acontecimientos, necesarias para los españoles. Al menos, durante un tiempo. Mientras, Luis de Guindos ata cabos en Alemania para mantener el apoyo y confianza del país germano.
Todos los esfuerzos parecen pocos para salvar la situación actual. Por eso, son afortunadas las declaraciones realizadas recientemente por Felipe González, pese a los muchos errores cometidos en el pasado cuando antaño ejercía de Presidente del Gobierno. Afortunadamente tocado por la varita de la sensatez, habla González de la añorada por algunos “unidad de España” que ahora es fundamental para salir de nuestro infortunio. Más vale tarde que nunca.
Los españoles conseguiremos salir de la crisis no intervenidos, aunque sí en cambio muy controlados y supervisados por los gobiernos internacionales. Pero lo lograremos solos si lo hacemos unidos. Pensemos que de esto puede salir un país más fortalecido y un pueblo más orgulloso de sentirse español de lo que lo ha estado en estos últimos tiempos.
Un pueblo que se emocione ante su bandera y que sienta en lo más profundo un hormigueo cuando escucha el himno de su patria española. Como pasa en la mayoría de los países del extranjero. Sin complejos. Porque ser español es ante todo un orgullo, estemos o no estemos en crisis. En peores batallitas se ha visto España en el pasado y de peores hemos salido. Como dice un famoso refrán muy nuestro, “No hay mal que por bien no venga”.