La ventana daba al río
Javier Paredes
La ventana daba al río forma parte de los libros que escribió García Serrano, inspirándose en la Guerra Civil. La editorial Homo Legens ya ha publicado dos de ellos, Plaza de Castillo, que narra los Sanfermines de 1936, es decir las vísperas de la guerra y Diccionario para un macuto, en el que se describe la contienda a través de las palabras. La ventana daba al río está inspirado en un hecho real. Los hoteles franceses del otro lado de la frontera alquilaban con un sobreprecio las habitaciones con ventana que permitiera ver la guerra en directo. Y esto le sirve a García Serrano para ofrecer una muestra de la opinión de los distintos espectadores extranjeros, entre los que cuela dos españoles, que forman pareja con dos francesas. Uno de los españoles, Tomás Llompart, de acomodada posición económica ha huido, para no mezclarse con ninguno de los bandos y seguir viviendo a cuerpo de rey, entre copas de coñac y con Georgette. Tomás Llompart, genuino elemento del género porcino, hoza en el cieno maloliente, del que García Serrano por elegancia no desciende a los detalles, por lo demás de sobra conocidos ya que visto un cerdo, visto todos.
Los restantes espectadores extranjeros tampoco son un ejemplo de dignidad, como aquel al que sólo le mueve la curiosidad. Sin embargo, ninguno de ellos provoca tanto rechazo como Marty, periodista de La Croix, que ha acudido al hotel para escribir una crónica “destinada a una revista de vanguardia católica, contando que los rebeldes eran los hijos de Caín y los hermanos de Judas. Renunciaba a San Pedro por Maritain, y cambiaba la legión de los Mártires por una mayoría democristiana en el parlamento […] Hubiera procesado a San Miguel por militarista y confundía las legiones de ángeles con l’Armée. Odiaba el barroco catolicismo español, su fiereza popular […] aquel defender los templos frente a los que trataban de incendiarlos porque, en el fondo, seguían creyendo en Dios, y la casa de Dios, para el amor y el odio, les parecía más importante que un Banco”. (pág. 92-93).
Sin duda, este libro es el de mayor valor dramático de los de García Serrano sobre la guerra, porque sus páginas describen la mezquindad en estado puro. Sólo la aparición del segundo español, Alberto, acompañado por Michele limpia aquel hotel de tanta bajeza, pero lo que hicieron no se lo puedo contar, porque no me perdonarían que les desvele la intriga de un libro como éste, que la tiene en todas su páginas y a raudales.
García Serrano, Rafael. La ventana daba al río. Madrid 2011. Homo Legens. 223 págs.