La verdad del 11-M
Rafael Nieto. 12 de mayo. Los compañeros del diario El Mundo revelaban ayer un informe realizado por el experto químico Antonio Iglesias según el cual es altamente probable que en uno de los focos de explosión de los atentados del 11-M hubiese explotado Titadyne. Se trata de una novedad que vuelve a poner en solfa la controvertida sentencia de la mayor masacre terrorista de la historia de Europa, asestando una puñalada terrible a la credibilidad de la democracia española y, por ende, también del sistema de partidos actual.
España no podrá caminar por una senda razonable si no resuelve definitivamente las muchas incógnitas que todavía quedan en relación a la masacre del 11-M. Pocas ideas han sido tan dañinas, tan perjudiciales para la ciudadanía como esa voluntad de “pasar página” a toda costa en la que algunos políticos (incluso del PP) han puesto un especial empeño. Se engañan ellos, e intentan engañarnos a todos, creyendo que tapar la verdad con una catarata de manipulaciones y falsedades es una buena forma de mirar al futuro. Hay casi 200 españoles muertos cuya memoria grita, desde la Otra Vida, exigiendo Justicia y Dignidad, que es ya lo único que les podemos ofrecer.
Esta nueva aportación del perito, rescatado hábilmente por el periodista Manuel Marraco, se suma a la imprescindible información que sobre el caso ofrece el libro “La cuarta trama”, de obligada lectura para quienes quieran aproximarse a la verdad de la masacre. Su autor, José María de Pablo, pone en evidencia las falsificaciones torticeras, la gran estafa que el Partido Socialista, ayudado por los medios de comunicación afines, hicieron creer al pueblo español para alcanzar el poder. Tras la lectura de ese libro, sólo un necio o un enfermo de ingenuidad puede creerse la “verdad oficial” que contiene la sentencia del 11-M.
El Titadyne es el explosivo usado habitualmente por la banda terrorista ETA, y no tiene nada que ver con el que robó Trashorras en Asturias para después ser vendido a los islamistas. ¿Por qué esa obsesión por descartar a ETA de la co-autoría de los atentados? Aceptemos que la autoría material fue obra de radicales mahometanos; ¿a qué viene esa operación de sabotaje, ese obsceno falseamiento de pruebas judiciales, con el fin de que nadie pensase en la colaboración etarra? No hay respuesta para estas preguntas.
Es ciertamente penoso comprobar la actitud al respecto de estas importantes novedades que están manteniendo los dos grandes partidos de este país. Actitud más o menos lógica (aunque no menos lamentable) en el PSOE, y totalmente inexplicable, caótica, descerebrada, absurda en el Partido Popular, que sigue dilapidando el escaso crédito que aún le queda. Pobre Rajoy si cree que así llegará algún día al poder. Y lo que es peor: pobres españoles, en manos de esta clase política desvergonzada y canalla, traidora a la memoria de los muertos, inepta y sibilina, tan acostumbrada a abusar de sus privilegios que ya nunca dejarán de hacerlo. Y seguiremos, claro, sin saber la verdad del 11-M.