"La vidente de El Escorial recibió los estigmas en el convento del Padre Pío"
Redacción. El periodista José María Zavala acaba de publicar su última obra "Las apariciones de El Escorial. Una investigación" (LibrosLibres), un relato apasionante que no dejará indiferente a nadie.
Pregunta: ¿Qué le ha llevado a sumergirse en un fenómeno tan polémico como las presuntas apariciones de la Virgen María a Luz Amparo Cuevas en Prado Nuevo de El Escorial?
Respuesta: El deseo sincero de acercarme a la verdad. No me resignaba a creer en las habladurías y decidí descubrir por mí mismo, sin condicionantes ni prejuicios, lo que sucede en El Escorial desde hace ya
30 años.
P: ¿Y qué sucede?
R: Millares de personas acuden a Prado Nuevo a rezar el Rosario y asisten a la Santa Misa cada primer sábado de mes. El cardenal Rouco autorizó la celebración de la Misa en 2009 y permitió al año siguiente la asistencia de sacerdotes y religiosos. Prado Nuevo es hoy un lugar santo donde centenares de personas han experimentado su propia conversión atribuida a la Santísima Virgen de los Dolores, la cual, según Luz Amparo Cuevas, se le apareció por primera vez el 14 de junio de 1981.
P: ¿Cuáles son los mensajes de la Virgen?
R: Muy parecidos a los de Fátima, Lourdes o La Salette: la llamada universal a la conversión, la contemplación de la Pasión de Jesuscristo tan olvidada hoy, oración y penitencia. Todo acorde con el Magisterio de la Santa Madre Iglesia.
P: Pero la Iglesia aún no ha aprobado los fenómenos...
R: En efecto. En 1985, el cardenal Suquía publicó una nota en la que, entre otras cosas, advertía que "no constaba la sobrenaturalidad" de las apariciones. Pero eso no significa en modo alguno que esa sobrenaturalidad no pueda constar en el futuro. De hecho, cuando alguien dice en lenguaje
coloquial que algo "no le consta" no significa que no pueda constar. ¿Me explico?
P: Perfectamente. ¿Cómo es la vidente Luz Amparo Cuevas?
R: Una mujer sencilla, sin apenas cultura ni afán de protagonismo, que ha
ofrecido su vida a Dios para salvar almas. Luz Amparo es una madre de
familia, de 80 años, que sufre en silencio con un sentido sobrenatural.
Precisamente hoy, cuando todo el mundo huye del sufrimiento como de la
peste; cuando nadie quiere complicarse la vida en servicio de los demás;
cuando el hombre y la mujer han renegado de Dios y se buscan a sí mismos
creyendo equivocadamente ser más felices.
P: ¿Luz Amparo es una mujer normal?
R: Quienes la conocen de verdad aseguran que es una mujer santa a quien
Dios ha concedido numerosos carismas, empezando por los estigmas y
siguiendo por el don de la bilocación (la posibilidad de estar en dos
lugares distintos al mismo tiempo), la introspección de conciencias, o el
perfume tan distinto de cualquier fragancia terrenal que despide ella
misma... Carismas muy similares a los del Padre Pío, canonizado por Juan
Pablo II en 2002. De hecho, el libro arranca en San Giovanni Rotondo, el
convento capuchino donde vivió el Padre Pío durante cincuenta años, al sur
de Italia.
P: ¿Qué sucedió allí?
R: Luz Amparo peregrinó a San Giovanni en julio de 1983 y quedó
estigmatizada en el mismo Coro del convento donde el Padre Pío recibió las
llagas del Señor. La escena se produjo ante varios testigos; entre ellos,
el Padre carmelita Alfonso López Sendín, director espiritual de Luz
Amparo, fallecido en olor de santidad. En el libro se reproduce ahora su
sobrecogedor testimonio y el de otra testigo ocular.
P: ¿Qué futuro le aguarda a Prado Nuevo?
R: El que Dios quiera; la Virgen, según Luz Amparo, ha pedido más de una
treintena de veces que se construya allí una capilla-santuario donde los
fieles puedan adorar a su Hijo y rezarle a Ella, como en Fátima o Lourdes.
En Prado Nuevo esperan que el cardenal Rouco autorice más pronto que tarde
ese deseo mariano. La Virgen dijo también que el agua de la fuente
curaría, como en Lourdes.