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La virtud de Pablo Iglesias: estar siempre en el centro del debate político

Javier García Isac / Una Hora en Libertad. Si alguna virtud hemos de reconocer a Pablo Iglesias es el de estar siempre en el centro del debate político, que no en la centralidad de la política, el de ganar la batalla de la comunicación, el ser el objeto de deseo y mirada de todos los medios y sobre todo el de conseguir abrir telediarios y portadas de prensa. Nos dosifico muy inteligentemente su acuerdo con los comunistas de izquierda unida y ahora nos presenta los 50 puntos en los que se basa el pacto. Todos muy genéricos y asumibles por los transversales de podemos. Es tanta la transversalidad mostrada, que en esta coalición electoral caben todos: Socialistas, comunistas, animalistas, hembristas, separatistas e incluso amigos de terroristas y delincuentes. Su transversalidad ocupa todo el espectro de la izquierda o extrema izquierda de este país. El resto de la sociedad, sobre todo los que no piensan como ellos, no son dignos de ser tenidos en cuenta.

Entre estos 50 puntos cabe destacar 3 que resaltan más que el resto. Por un lado nos hablan de la creación de una banca nacionalizada o nacional. Esto que siendo puristas no es malo, en manos de la izquierda es “catastrófico”, significa volver al sistema de cajas de ahorro que ellos arruinaron, es decir volver a una banca mangoneada por políticos, por ineptos e incompetentes. Se trataría de una privatización de la banca por y para el partido. Otro de los puntos a tener en cuenta es el que nos habla de la estatalización y subida de impuestos a los “ricos y grandes fortunas”, sin aclararnos que es para ellos eso de ser rico. Conocemos por experiencia que eso de la estatalización de la vida privada se traduce en una masiva subida de impuestos y subida de gasto público.

El problema aquí no es tanto el aumento del gasto como el saber, el conocer en que se gastaran nuestro dinero, cuáles serán los fines objeto de la recaudación. No soporto que me digan lo que debo hacer y lo que ellos consideran que esta bien o mal. No aguanto que se metan en mi vida privada, que intenten ordenar mis pensamientos. La izquierda divide a la sociedad entre buenos y malos. Hablan de libertad en sentido abstracto, pero no respetan la libertad individual de las personas. Su afán regulatorio llega hasta los hogares, se mete en tu alcoba, en tu cama, te dicen con quién debes acostarte, lo que debes comer, las mascotas que debes adoptar, tu forma de vida de transporte y en quien o que debes creer.

Por último y no menos importante, entre estos 50 puntos también se recoge el “reconocimiento” al derecho a la celebración de un referéndum por la independencia o soberanía, no solo de Cataluña, si no de cualquier otra comunidad autónoma que lo solicite. Algunos incautos nos intentan vender que comunistas y transversales han renunciado a la proclamación de una república en España.

Se equivocan. No necesitan la proclamación de una sola república, cuando tienen la posibilidad de proclamar 17. El objetivo último de esta izquierda tan transversal es cargarse y destruir la nación española tal y como la conocemos, borra su identidad, cambiar su historia e igualarnos a todos por abajo. Nada que no sea nuevo en el manual del “progre”, solo cambian las formas y el lenguaje, más de colegueo y olor a porro. Pablo Iglesias tiene la virtud de generar la duda, la discrepancia entre los socialistas. A Pedro Sánchez le crecen los enanos. Podemos propone a los socialistas concurrir al senado con listas unitarias. La secretaria general se ve obligada a decir no, pero distintas secretarias provinciales como Aragón, Valencia o Baleares no ven con malos ojos esta iniciativa, cosa lógica por otro lado si en comunidades como la valenciana gobiernan conjuntamente.

Pedro juega a ser muy de izquierdas y al final su gente se cree el mensaje y reclama lo sembrado por el jefe. El partido socialista va camino de la marginalidad. Poco me importa. España, en caso de necesitar algún tipo de izquierda, a buen seguro no seria esta.

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