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Diario YA


 

José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

El PP sigue atado de pies y manos por unas autonomías que no quieren cerrar sus oficinas del extranjero por mantener su “perfil propio”

Las “Embajadas Autonómicas” se resisten a echar el cierre

La Lupa del Ya.   Antes de llegar al poder el Gobierno del PP, a comienzos de 2011, el PSOE comunicó que las comunidades autónomas disponían, en el año 2010, de cerca de 200 oficinas en 37 países del extranjero, primando en número Cataluña, con 48 delegaciones o ‘embajadas’, el doble que la Comunidad Valenciana con 23 y Andalucía con 22, y cuatro veces más que Madrid, con 11. Además, el País Vasco y Asturias, tenían 13 oficinas cada una, mientras que Murcia y Galicia 12 cada una, y Castilla y León, Aragón, Canarias y Navarra cinco oficinas, similar a Extremadura, con 4, y La Rioja, Baleares, Castilla-La Mancha y Cantabria, con dos cada Comunidad.

Como punto en común, todas las comunidades autónomas tenían abierta una oficina en Bélgica, centro de las instituciones de la Unión Europea, y la mayoría otra en Miami, destino preferente. También gustaba especialmente contar con una delegación en China, México y Argentina.
 
Con toda esta información, el PP calculó que el coste total para el Gobierno rondaría los 150 millones de euros, con lo que ya entonces decidió que, si llegaba gobernar, limitaría el gasto de las administraciones públicas y lo incluiría en el plan de austeridad del Ejecutivo.
 
Pero ha pasado el tiempo y este sueño del PP se desvanece. El Gobierno del PP sigue atado de pies y manos por las autonomías, y no ve la manera de reducir el déficit, como demuestra el dato que apunta a que son pocas las oficinas de las llamadas “embajadas autonómicas” que han cerrado. Parece ser que no todas las Comunidades Autónomas están realizando los ajustes que deberían, ya que, hasta el momento, se han eliminado únicamente 26 de las 192 ‘embajadas’, lo que supone una mínima reducción de un 11,5% efectuada en el plazo de dos años.
 
El motivo de no querer eliminar sus propias embajadas es en su fondo de naturaleza económica, ya que, aunque la embajada normalmente es muy pequeña en cuanto a espacio físico, en cambio supone una oficina de promoción comercial o del turismo de cada comunidad.
 
Sin embargo, los costes son demasiado elevados. Por lo que, el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, ofreció a las comunidades que, en lugar de abrir su propia red de delegaciones "destacaran funcionarios a las embajadas, consulados u oficinas comerciales españolas” que pudieran atender “específicamente sus intereses" con el objetivo de "evitar duplicidades"y ahorrar costes. Si bien, solo la Comunidad Valenciana, La Rioja y Castilla y León han firmado convenios con el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación para que los funcionarios autonómicos trabajen en las embajadas españolas.
 
El gobierno del PP, a través del Instituto de Comercio Exterior(ICEX)- y el Ejecutivo valenciano, dirigido por Alberto Fabra, han llegado a un acuerdo para que las oficinas del IVEX (Instituto Valenciano de la Exportación) cuesten desde ahora 127.648,14 euros anuales por servicios y arrendamiento, ahorrando, según indica la Generalitat valenciana, 2 millones de euros con los ajustes. 
Valencia ya ha suprimido sus oficinas de Chile y Argelia y tiene previsto suprimir a finales de 2012 las sedes de Praga, Bucarest, Miami, Chicago, Tokio, Toronto, Los Ángeles, La Habana, Buenos Aires, Pekín. Estambul y Guangzhou. Más trabajo le cuesta sin embargo cerrar la oficina de Nueva Delhi, a pesar de costar cerca de 22.4000 euros al año. También la oficina que tiene en Nueva York, le cuesta al Gobierno valenciano 24.000 euros anuales. Algo más barato sale el despacho ubicado en Moscú, que “solo” cuesta 19.000 euros anuales. 
 
Siguiendo con lo que le cuesta al Gobierno de Alberto Fabra el mantenimiento de estas mini embajadas, tenemos que el despacho más económico es el de Casablanca, que cuesta la módica cifra de 4.200 euros, muy parecido a lo que cuesta el de México D.F., que suponen 4.800 euros anuales, aunque aquí hay un gasto extra en forma de reforma y que supone 10.000 euros más para la Generalitat. En efecto, también hay reformas. En Hong Kong, el gasto en reformas para el IVEX supondrá 2.500 euros. 
 
Pero siguiendo con lo que cuesta cada despacho del IVEX en el mundo, tenemos que en Londres la broma supone 12.000 euros anuales por un despacho que no llega a los 12 metros cuadrados, mientras en Sao Paulo y Varsovia la factura ronda los 7.200 euros, lo que cuesta la propia de Dubai.
 
Por otra parte, tenemos el buen ejemplo que da la Comunidad de Extremadura, que ha puesto a la venta su 'embajada' en Lisboa por un precio de partida de 2,5 millones de euros, y la otra cara de la moneda, la de la Comunidad de Cataluña, que se “resiste” a abandonar lo que denomina su "perfil propio". Así, se ha limitado a aprobar un plan de reestructuración de sus oficinas para reducir costes. Según el Gobierno catalán, estas oficinas deben usarse para promocionar Cataluña como destino turístico, exportar bienes culturales, ayudar a internacionalizar las empresas catalanas o bien para que la comunidad sea vista como una marca de calidad. 
 
Menos mal que no piensan así todos los países del extranjero, que demuestran tener una cordura mayor y un sentido común que les aconseja mantener con orgullo los territorios y la imagen de su país. ¿Se imaginan que, por ejemplo, Francia tomara nota del marcado individualismo de nuestras comunidades autónomas, por expresarlo de algún modo, y asistiéramos a la embajada de París, la de Burdeos, la de Niza, la de Nantes, Burdeos y Montpelier… y se siguiera así con Italia, Alemania, China...y todos los países? A buen seguro que, en este supuesto,  acabaríamos de golpe con la problemática del ladrillo, ya que la demanda de oficinas sería de tal magnitud que se acabarían nuestros problemas. Pero seamos lógicos. España puede reunir información y promocionar los perfiles ricos y variados de todas sus comunidades en una embajada única, la española. Con que haya una embajada por país… es suficiente.