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Diario YA


 

el derecho de la mujer a ser madre

Las alicortas declaraciones de Gallardón sobre el aborto

Pedro Sáez Martínez de Ubago. Las declaraciones que el ministro de justicia, Alberto Ruiz Gallardón hizo el pasado día 7 sobre el aborto han levantado distintas reacciones. Desde la enconada crítica, como era de esperar de una izquierda genocida e infanticida, para cuyas recientes ministras no es científicamente posible asegurar que lo que las mujeres embarazadas llevan en su seno sea un ser humano, como si un embrión se pudiera con fundir con un cáncer de útero, hasta el tibio apoyo de la ministra de Sanidad e Igualdad defiende el derecho de la mujer a ser madre pese a "las presiones sociales o familiares", y de Esperanza Aguirre quien, a pesar de todos los abortos que ha financiado desde la presidencia de la Comunidad de Madrid, afirma que el aborto "no es un derecho, es un fracaso".
No debemos olvidar que han sido los gobiernos liberales del PP quienes han introducido en España la píldora del día después y su consumo generalizado ni que, según todos pudimos escuchar en palabras del propio Mariano Rajoy en “Tengo una pregunta para usted” que lo más que cabe esperar del Partido Popular, seguidor de un humanismo cristiano sin connotaciones religiosas, es la sustitución de la ley del aborto de 2010 y la vuelta a la de 1985.
En este sentido, el ministro de interior, Fernández Díaz ha reconocido que “estudios universitarios muy solventes avalan por ejemplo que 9 de cada 10 mujeres sufren acoso laboral cuando están embarazadas y que un 25% de las mujeres son despedidas precisamente cuando quedan embarazadas". Sin duda esto se arreglaría con unas adecuadas medidas laborales que castigaran a los empresarios que así actúan, según defendió, en un acto con motivo del Día Internacional de la Mujer, la ministra de Sanidad e Igualdad, Ana Mato, al afirmar que "Es tiempo de luchar porque las mujeres que quieren ser madres no dejen de serlo por presiones sociales o familiares"; del mismo modo que Esperanza Aguirre no dudó en apoyar al anterior alcalde de la Villa y Corte declarando que el aborto es "un fracaso” y "Es una falsedad como un templo que el aborto sea considerado un derecho, pero de ahí a meter en la cárcel, yo no lo creo. Pero sí creo que hay que cambiar la ley y en eso estoy de acuerdo con Gallardón".
Sin embargo la misma Aguirre espera que el Gobierno de Mariano Rajoy reforme la ley de modo que para los tres supuestos del aborto se establecerán nuevos plazos que impidan casos de "abortos con ocho meses, que son un asesinato", lo que implica que para doña Esperanza el aborto de fetos de menos meses podría no serlo.
Estas posturas contradicen las de científicos como el francés Jerome Lejeune para quien “A los catorce o quince días del retraso de la regla, es decir, al final de un mes (pues la fecundación no ha podido tener lugar más que en el centro del ciclo), el ser humano tiene ahora la talla de un grano de trigo […] A esta edad –tiene un mes-, su corazón funciona desde hace ya una semana. El corazón humano se anima al vigésimo primer día aproximadamente, y al mes, siendo su talla la de un grano de trigo, están todos sus órganos esbozados; su cabeza, su tronco, los brazos, las piernas”; o el español José Botella Llusiá, quien no duda en afirmar: “La verdad es que biológicamente, prescindiendo totalmente de la teología, hay argumentos mucho más sólidos para establecer que el principio de un nuevo ser es la fecundación. Todos sabemos que el código genético del cigoto, es decir del óvulo fecundado, es distinto del de su padre y del de su madre. Todos sabemos también cómo el desarrollo ulterior de un nuevo ser humano, con todas sus peculiaridades hereditarias, está escrito ya en ese código por el dedo invisible de la herencia”.
Pero tan grave o más es que, fuera del reconocimiento de verdades científicas que podrían no ser competencia de alguna de las autoridades citadas, todos estos miembros del gobierno del Partido Popular, demuestran ignorar también el Artículo 96.1 de la Constitución española, donde se establece: “Los Tratados internacionales válidamente celebrados, una vez publicados oficialmente en España, formarán parte del ordenamiento interno. Sus disposiciones solo podrán ser derogadas, modificadas o suspendidas en la forma prevista en los propios Tratados o de acuerdo con las normas generales del Derecho Internacional”. Y en algunos de ellos leemos: “La ciencia y el sentido común prueban que la vida humana comienza en el momento de la concepción y que en ese mismo momento están presentes en potencia todas las propiedades biológicas del ser humano” [Resolución de 4 de octubre de 1982, del Consejo de Europa] o bien “La ciencia biológica y genética establece que la vida de cada ser humano, con todas sus características propias, empieza desde el momento de su concepción, estando de acuerdo en afirmarlo así no sólo los que reconocen la vida como un don de Dios, sino también aquéllos que no comparten esta convicción” [ Declaración de los derechos del niño no nacido”, de 6 de octubre de 1979, de la Asamblea del Parlamento Europeo].
Para concluir, en España, donde está comúnmente aceptado que el feto es sujeto de derechos tales como heredar, pues de lo contrario Alfonso XIII no hubiera llegado al Trono de España, y así se reconoce hoy en el artículo 57. 2 de la Constitución: “El Príncipe heredero, desde su nacimiento o desde que se produzca el hecho que origine el llamamiento, tendrá la dignidad de Príncipe de Asturias y los demás títulos vinculados tradicionalmente al sucesor de la Corona de España”, es contradictorio con este sentir no defender, como lo hace Botella Llusiá, que: “habría que afirmar que los derechos de una vida nueva existen ya en el momento mismo de la fecundación. Por lo tanto, podrá ser lícito impedir que los gametos se reúnan, porque lo único que se ha hecho es desperdiciar células germinales; pero en modo alguno se puede ya, una vez originado el nuevo ser, aunque sea simplemente bicelular, interrumpir su evolución, porque es un individuo nuevo e independiente”.
PEDRO SÁEZ MARTÍNEZ DE UBAGO