Las armas del ministerio sacerdotal
Jesús D Mez Madrid
“El estatus de un sacerdote católico no lo fija el mundo y su necesidad de roles sociales sino su identidad en Cristo”, afirmó Benedicto XVI en el discurso pronunciado tras el encuentro de Adoración del Santísimo Sacramento junto a los sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas.
Dirigiéndose en primer lugar a los sacerdotes, el Papa reconoció el trabajo que con celo e inteligencia realizan sin descanso y por el cual Jesús está siempre junto a ellos. Sin embargo, les recordó que deben ser siempre “hombres de oración, para ser también maestros de oración” por lo que les recomendó que sus jornadas fueran intercaladas por “tiempos de oración”.
No es fácil mantenerse fieles a estas citas cotidianas con el Señor, sobretodo hoy que el ritmo de vida se ha hecho frenético y las ocupaciones nos absorben cada vez más. No obstante, debemos convencernos: el momento de la oración es fundamental. En ella, actúa con más eficacia la gracia divina, dando fecundidad al ministerio. Muchas cosas nos presionan, pero si no estamos interiormente en comunión con Dios no podemos dar nada y mucho menos a los demás
Luego el Papa se refirió a la eucaristía como fuente y culmen de toda la vida cristiana. Preguntándose si lo es verdaderamente en la vida sacerdotal, cuando se prepara la santa misa, cuando se celebra, cuando se permanece en adoración, Benedicto XVI se cuestionó si “nuestras iglesias son verdaderamente ‘casa de Dios’ donde su presencia atrae a la gente que lamentablemente hoy con frecuencia siente la ausencia de Dios”.
El Pontífice recordó que el “sacerdote encuentra siempre, y de manera inmutable, la fuente de su propia identidad en Cristo sacerdote”. “No es el mundo- afirmó- el que determina su estatus según las necesidades y las concepciones de los roles sociales”, el sacerdote está al servicio de las almas para su salvación en Cristo y en la Iglesia porque Dios quiere que todos los hombres sean salvados, que ninguno se pierda.