Las espinas de la rosa
Abel Hernández. 11 de junio. En este momento es difícil encontrarse con alguien informado, sea de la derecha o de la izquierda, que hable bien del presidente Zapatero. En privado, los mismos militantes cualificados del PSOE, sobre todo los más antiguos, bajan la cabeza si sale la conversación, y desisten de salir en su defensa. Sólo el miedo a represalias o a dar facilidades a la derecha -una derecha caricaturizada con un líder que tampoco entusiasma a casi nadie- impide a muchos de ellos manifestar abiertamente lo que sienten.
Después de las elecciones europeas del 7 de junio en el Partido Socialista cunde la preocupación. Se abre paso la convicción de que, si la crisis económica se prolonga en España más de lo previsto, el partido del puño y la rosa, como está ocurriendo con todos sus correspondientes en Europa, puede sufrir un descalabro decisivo. Con la crisis ha entrado de lleno en rebajas la socialdemocracia europea, que no ofrece recetas mejores ni más progresistas y eficaces que la derecha liberal, a juzgar por la reacción del electorado. El empeño de Zapatero de ocupar espacios radicales en materias sensibles como la moral familiar y sexual no es probable que sirva para recuperar el electorado centrista y moderado, imprescindible para ganar las elecciones.
De momento no habrá moción de censura ni elecciones anticipadas. Tampoco parece probable que el presidente Zapatero se someta a la cuestión de confianza, una estrategema que podría resultarle útil en un momento en que es evidente que está experimentando una pérdida de confianza en la sociedad y en su propio partido. Hoy el puño no puedo apretar alegremente la rosa porque se pincha la mano con las espinas. Distintos diputados y dirigentes socialistas se han atrevido, aún tímidamente, a dar la señal de alarma después de analizar los resultados del 7 de junio. Por fin, empieza a abrirse paso la autocrítica, que hasta ahora estaba suplantada por la complacencia y el descarado culto al líder.
La primera consecuencia de lo que está pasando en el planeta político es que, en contra de la hojarasca propagandística aireada hasta ahora desde las terminales oficiales, hoy es más probable que Rajoy sea el cartel electoral del PP en las próximas generales que lo sea Zapatero en el PSOE. Cada vez hay más observadores de la órbita de la derecha y de la órbita de la izquierda que consideran un grave error que Zapatero se presente a un tercer mandato. Muchos piensan que aunque volviera a ganar a Rajoy, un tercer mandato podría resultar un desastre para él y para su partido. Así que es el partido del puño y la rosa el que tiene que buscar cuanto antes un nuevo “cabeza de cartel” si no quiere seguir el mismo camino de la socialdemocracia europea hacia el despeñadero.