"Las Golondrinas" de Usandizaga
Luis de Haro Serrano
El Teatro Nacional de la Zarzuela inicia su nueva temporada con la presentación de este drama lírico de José Mª Usandizaga, preparado en principio como zarzuela en tres actos estrenada en el Teatro Circo de Madrid en febrero de 1914, convertida poco después por su hermano Ramón en ópera, presentándose por primera vez en el Liceo de Barcelona en diciembre de 1929, con el mismo libreto del matrimonio Gregorio Martínez Sierra y María de la O Lajárraga.
Se ofrece ahora en su versión de ópera con una nueva producción del Teatro de la Zarzuela, con Giancarlo del Mónaco como director de escena, Oliver Díaz director musical y un doble elenco junto al coro y la Orquesta titulares del Teatro.
Como indica Oliver Díaz, Las Golondrinas, a todos los niveles, es una obra muy de su tiempo que refleja en su difícil partitura las numerosas influencias que recibió de la música de la época; Wagner, Lehar o el propio Verdi, que sirven para engrandecerla dotándola de un gran lírismo y una novedosa calidad teatral y dramática.
Tras el éxito obtenido con su ópera Mendi Mendayan, Usandizaga decidió seguir con la composición de música para la escena, sin importarle marginar su anterior proyecto Costa Brava y continuar con los mismos libretistas, así como con el apoyo de la compañía lírica del Teatro Circo Price, dirigida por Emilio Sagi Barba y su esposa, Luisa Vela. Después de su temprana muerte, su hermano Ramón compuso la música para los fragmentos hablados, presentándola como ópera en tres actos, para su estreno en el Liceo.
El libreto original se basa en la obra “Saltimbanquis”, publicada en el volumen Teatro de ensueño (1905), desarrollado posteriormente en un nuevo drama, escrito al alimón con Santiago Rusiñol en catalán con el título Ocells de pas («Aves de paso») estrenado en Barcelona en 1908. En esta obra, ambos se acercaron más aún al realismo que venía imponiéndose en la escena española, similar a la etapa que empezaba a calar en la italiana. Su estilo musical tiene también influencias de la escuela francesa y la Schola Cantorum de Vincent d'Indy , así como del “Pagliacci “de Leoncavallo. Su música es de amplios vuelos sinfónicos, destacando tanto por su riqueza instrumental como por la vocal, técnicamente muy dura. En ella, Usandizaga buscó nuevos caminos que contribuirían a la renovación del género lírico., Entre sus pasajes más notables se encuentra el conocido como la «Pantomima» del Acto II.
Tras la muerte de José María, en vista del éxito que en su momento alcanzó la zarzuela, fue cuando su hermano Ramón decidió convertirla en ópera protagonizada, entre otros cantantes por Anibal Vela. Todo gusta en ella, pero especialmente el citado pasaje y su extraordinaria musicalidad general.Así ha pasado a la historia, como un compendio de extraordinaria música y, a la vez, como piedra de toque para sus intérpretes. Marcos Redondo en sus Memorias comenta: “De todas las obras que llegué a representar en el teatro, Las Golondrinas fue sin duda la que más me atrajo y en la que puse toda mi alma y temperamento.....como partitura es tan rica en melodía y armonización, que si algo merece es, por lo menos, un gran respeto”. Federico Sopeña dijo también: “son una delicia Las intervenciones corales, inéditas por su belleza y construcción en el ambiente zarzuelero y la orquesta -verista- toda ella tiene una entraña sinfónica que le permite pasar del preludio y la Pantomima a las líneas melódicas de los conciertos sinfónicos”.
Puesta en escena
Giancarlo del Mónaco, para diferenciar todo lo posible este drama de Usandizaga en el que. igual que en el Pagliacci de Leoncavallo, intervienen payasos y otros elementos del circo, de forma muy discutible ha pretendido recrear en su puesta en escena, el lenguaje visual del cine mudo, con Chaplin y compañía, especialmente en el primer acto, el más anodino para, a partir del 2º, coincidiendo con el desarrollo de la “pantomima” se produzca una explosión de color, movimiento escénico visualizado por el contínuo deambular de la bulliciosa y divertida troupe del circo con lo que la escena y la melodía ganan fuerza, dinamismo, colorido y atractivo, muy bien acompañado por la brillantez y precisión con que Oliver Ríos, ha abordado esta difícil partitura, consiguiendo que la orquesta le siga con fidelidad y entrega, respetando la mejor tradición del juego dramático teatral, esencia de estas “golondrinas”.
Deliciosas Carmen Romeu ( Lina) , Nancy Fabiola Herrera (Cecilia), por la dulzura y atractivo de sus grandes voces y buenas actitudes dramáticas, lo mismo que Rodrigo Estévez (Pouck), al que no le vendría mal que, en algunos momentos, se mostrara un poco más cálido y apasionado en sus determinantes intervenciones, especialmente en la correspondiente a la salida de la muerte de Cecilia, que compensó con creces en su gran final.
Vistosa y efectista la iluminación de Vinicio Cheli y espectacular los figurines de Jesús Ruiz, que ha sabido darle el adecuado cauce a los esfuerzos que la Zarzuela ha realizado con motivo de la puesta en escena de esta gran obra, primera de la temporada programada ya por su nuevo director Daniel Blanco, que celebra también el 160 aniversario de la inauguración del Teatro con un seleccionado concierto extraordinario que, sin duda, hará las delicias de sus numerosos aficionados y seguidores. Enhorabuena a todos. Lo tienen bien merecido.