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Diario YA


 

José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

el Muy honorable Presidente de la Generalidad de Cataluña se hizo las fotos de rigor

Las monjitas y Napoleón

Manuel Parra Celaya.  Pues he aquí que el Muy honorable Presidente de la Generalidad de Cataluña se hizo las fotos de rigor en el Monasterio de San Daniel, en Gerona, con motivo de la rehabilitación de sus venerables muros. En la instantánea aparecida en la prensa se ve a un Artur Mas sonriente, rodeado de monjitas, igualmente contentas, una de las cuales sostiene los pliegues de la senyera entre sus manos como si fuera a venerarla con idéntica unción que si se tratase de las reliquias de algún santo ( autóctono, por supuesto).

 De la reseña de las palabras que el Sr. Mas endilgó a la comunidad benedictina y a todos los presentes, periodistas incluidos como es natural, destacó la alusión a “las paredes de Cataluña”, que, aunque son muy fuertes y resistirán, se sabe que hay “quienes quieran derribarlas”, y un entrañable y original colofón: “Desde estas paredes, mil años de historia nos contemplan”.

 Dejando aparte la fantasía del milenario político, creada por el ilustre mentor del actual President, don Jordi Pujol, no cabe duda de que Mas se sintió arrebatado por el espíritu errante del Gran Corso cuando arengaba a sus soldados a la sombra de las pirámides de Egipto. Y eso le cuadra bien a don Artur, convencido de que es el Napoleón de Cataluña, que cuenta entre sus mariscales de campo con combatientes tan apuestos y briosos como el Sr. Oriol junqueras, revestido de Murat pero sin tirabuzones.

 Pero yo no quería hablar ahora del invicto Emperador, desafiante frente a los Waterloos, Elbas y santas Elenas a donde le quieren conducir los tribunales españoles, sino de las inocentes monjitas que, mire usted por donde, me trajeron a la cabeza aquella vieja canción vasca de “la ilustre ciudad de Tafalla”, donde las religiosas rifaban cada año un cerdo que iba a parar, irremediablemente, “al santo hospital”, regido por la propia comunidad hacedora del sorteo.

 Y el que el nacionalismo catalán siempre ha debido mucho al clero desde su origen, desde ilustres obispos, pasando por presbíteros más o menos trabucaires, frailes montserratinos e ingenuas monjitas, como esa que tanto sale ahora en los periódicos y en la tele en prédica espontánea del separatismo y, quizás, estas de San Daniel de Gerona que, casi casi, llevan a cabo una jura de bandera presidida por Napoleón Mas.

 A lo mejor, en el subconsciente colectivo de la Comunidad está el recuerdo horrorizado y añejo de los jóvenes bárbaros de Lerroux, que repartían su tiempo entre amenazas de violación en los claustros y garrotazos a los nacionalistas burgueses; posiblemente, lo que han borrado de su memoria histórica es la suerte que les ocurrió a todas las monjas (y a frailes, sacerdotes, obispos y cristianos catalanes en general) –incluido el propio monasterio de San Daniel- bajo la égida del “Presidente-mártir”, Sr. Companys, en los años del 36 al 39.

 De momento, sonríen estas monjitas junto a su Napoleón, le hacen coro y quién sabe si le habrán dedicado apetitosos dulces y primorosos bordados, como solo ellas saben hacerlos. Napoleón Mas sonríe satisfecho y encantado de encontrarse arropado por los hábitos, de los que espera que impetren bendiciones celestiales para la magna tarea del egoísmo separatista.

 No sabemos qué opinaron de la foto y de la proclama-homilía-arenga del Sr. Mas sus compañeros de viaje, agrupados bajo el triángulo de ERC.

                                                          MANUEL PARRA CELAYA