Las tribulaciones de un presidente en funciones
José-Tomás Cruz Varela. Últimamente, asomarse a los telediarios o leer los titulares de los periódicos de mayor difusión, genera una insufrible sensación entre asco y repudio, propiciado por el estado de corrupción en que se encuentra la actualidad política española. Pasamos 40 años sin saber lo que era votar y ahora, en uno solo, posiblemente acudiremos a las urnas en tres ocasiones o más, hasta que el partido triunfador, bien por mayoría absoluta o en coalición, una vez logrado el poder, se entretenga imponiendo su santa voluntad.
Todos compartimos la lucha e interés del presidente en funciones en cuanto a lo que él interpreta como “cosas importantes”, o sea, lograr un Gobierno estable que permita implantar las tan necesitadas reformas e impulsar la economía, fomento del empleo y el bienestar prometido y, en paralelo, controlar la gangrena de la corrupción y sus terribles consecuencias, si bien, lo que verdaderamente trastorna a Rajoy, es no ser investido en los próximos comicios si no se alcanza un acuerdo previamente y por ende verse, privado de una segunda legislatura para superar los traumas y complejos que le granjearían el pasar a la historia con el apodo de "Mariano el Breve", algo conseguido por todos los presidentes anteriores, incluido su antecesor el innombrable y nefasto Rodríguez Zapatero(PSOE).
El culpar reiteradamente el secretario general de los socialistas de todos nuestros males por su "empecinamiento", no es la fórmula más adecuada para superar la situación que estamos padeciendo, y menos aún cuando por parte del PP, tampoco se aporta nada constructivo al margen de acusar al contrario. Sin la menor duda, la incertidumbre de permanecer sin Gobierno durante casi nueve meses es insostenible pero ¿se ha preguntado el Jefe del Ejecutivo cuanto daño nos ha proporcionado la incontrolable corrupción de su partido y las peregrinas soluciones aplicadas en los últimos casos? ¿por qué Rajoy rehúye hablar con Rita Barberá para pedirle que presente su dimisión en el Senado?
Es público en el partido que la continuidad de esta política en la Cámara Alta es negativo. Ocurre algo similar con sus apariciones públicas omitiendo hacer referencia a ciertos temas que como no le favorecen evita descaradamente, sabiendo que los españoles demandan oír su versión sobre lo sucedido y la solución adoptada. Tal actitud evasiva solo inspira preocupación e irresponsabilidad por su parte. Tampoco es acertado el infundir temor y abusar de la amenaza reiteradamente con la advertencia de que si la inestabilidad persiste es " por culpa de terceros" y como consecuencia, los frutos obtenidos pueden echarse a perder en poco tiempo. Algo similar a lo que sucede con el mantra de la creación de empleo, cada vez más cuestionado y no solo por la calidad y precariedad del mismo. Es una falacia que Rajoy y su Gobierno se adjudiquen la creación de puestos de trabajo, cuando tal mérito corresponde a empresarios y autónomos quienes se esfuerzan por mantener las plantillas, arriesgando en ocasiones sus propios patrimonios personales.
Lamentablemente, una vez más nos encontramos con la mediocridad y ausencia de liderazgo por parte de Rajoy y su estrategia de dilatar la toma de decisiones hasta el último momento, justo cuando es más necesaria la presencia de un auténtico político dotado de criterio, visión, autoridad y decisión, características que por desgracia no le adornan. Para el PP se avecina un otoño sumamente tenso y complejo, motivado por el desfile de dirigentes conservadores, presuntamente implicados en los casos Bárcenas, Matas, Tarjeta opacas, Gürtel, etc. cuyas vistas comenzarán a celebrarse a primeros de octubre con la consiguiente en todos los medios, circunstancia que obviamente aprovechará a la oposición en pleno para volcarse en críticas, insultos y descalificaciones. Amén de que aparezcan, como ocurre siempre, nuevas acusaciones y chivatazos comprometedores...que surgirán....¡¡Tiempo al tiempo!!