El encuentro, entre otros objetivos, persigue el generar ese clima de conocimiento mutuo que ayuda a sobrellevar, en lo cotidiano, el hecho de ir a contracorriente; persigue generar el sano orgullo de grupo por saber que se está con y en la verdad; persigue llevarles a sentir que no están solos, que son muchos, como ellos, los que están dando la batalla por la Libertad y este objetivo, os garantizo que se cumplió con creces.
Un millar de personas se congregaron en un acto que en el que se expusieron muchas cosas, la estrategia que los objetores iban a seguir en las siguientes etapas, los importantísimos logros que han alcanzado, la multitud de eventos que se van a dar cita en los próximos días: recursos, cursos, jornadas de sensibilización etc, pero, fundamentalmente, lo que se hizo el 28 fue celebrar, celebrar que se hacen bien las cosas, celebrar que son valientes, celebrar que no tirar la toalla en lo que concierne a la educación de sus hijos, celebrar que tienen unos hijos fuera de serie. Por ello, dentro del encuentro, se llevo a cabo la entrega de premios a diversas personas y colectivos.
En mi opinión, de entre los premios, destacó el que se otorgó a los verdaderos protagonistas, del movimiento, a los hijos objetores. Ellos son los que a la hora de la verdad dan la cara, se significan, aguantan los sinsabores e insultos, en muchos casos, provenientes de sus profesores si bien, al menos en teoría, éstos están para ayudarlos a crecer y madurar. Ellos, son los que no entran al aula, los que no dan un paso atrás, los que respiran criterio con mayúsculas, los que ponen de manifiesto una madurez digna de ser elogiada, los que demuestran ser libres y no esclavos de lo políticamente correcto. En definitiva, ellos son los verdaderos héroes cotidianos de “Ciudadanía”. ¡Enhorabuena, valientes!.