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Lituania, la hija católica del Báltico

José Luis Orella. 14 de octubre. Lituania conforma uno de los pequeños países bálticos, del cual desconocemos casi todo. Descendientes de los baltos, únicamente letones y ellos mantienen la vieja estirpe de los pueblos autóctonos de la costa báltica. Los lituanos tienen el dudoso honor de ser el último pueblo pagano de Europa, defendiéndose de los caballeros teutónicos, quienes con la excusa de la evangelización, germanizaban la región, con la opinión en contra del obispo de Riga. En 1410 junto a los polacos conseguirían la victoria de Grunwald, en la que los teutónicos fueron vencidos y convertidos en vasallos del rey de Polonia. Los lituanos se convirtieron al catolicismo cuando su monarca Vladislav Jagellón aceptó casarse con la heredera de Polonia, uniendo en sus personas ambos reinos. Aunque no será hasta 1568 cuando se materialice la confederación de los dos estados. Desde entonces, el ducado de Lituania compartió la historia del reino de Polonia, y su clase dirigente se polonizó. A partir de 1795, la desmembración de Polonia supuso el paso de Lituania Rusia, de la que formó parte hasta 1918. En la primera Guerra Mundial fue sometida por los alemanes, pero al final de la guerra pudo recuperar su independencia perdida. Sin embargo, Vilna, la capital ansiada por los lituanos, estaba habitada junto a su región limítrofe por población polaca en su mayor parte, lo que originó que el mariscal Pilsudski, originario de la región, la reintegrase a Polonia bajo conquista militar. Para los polacos era una región polaca, más, si se considera que relevantes hombres de su historia procedían de la región, como el poeta Adam Mickiewics.

En 1940, en plena segunda guerra mundial, Lituania pasó a ser ocupada y anexionada por la URSS, sufriendo deportación de sus elites dirigentes. La Iglesia Católica sufrió un verdadero calvario. Luego fueron ocupados por los alemanes, y al final de la guerra mundial, de nuevo pasaron a ser república soviética. Durante el dominio posterior comunista, la población fue convirtiendo un monte en un bosque de cruces, en señal de oposición a la dictadura comunista En 1988 se formó Sajudis que triunfó en 1989, su líder Vytautas Landsbergis se proclamó presidente de Lituania, e inicó la revolución cantada, cuando la población se lanzó a la calle a cantar “Libertad” he hizo una cadena humana con las dos repúblicas bálticas restantes de un millón de personas. La represión policial causó 13 muertos, pero el fallido golpe de estado de 1991, consagró su independencia definitiva.

Lituania, a diferencia de sus dos hermanas, tiene una población autóctona de 83 %, mientras que los rusos son un 8 % y los polacos de Vilna un 7 %. En las elecciones generales del 12 y próximo 26 de octubre, los lituanos tienen un complicado panorama político. Por un lado quieren ser occidentales, ya admitidos en la Unión Europea, siguen el liderazgo de su vecina Polonia. No obstante, el resurgir económico de Rusia, de la cual depende energéticamente, y por tanto su gran crecimiento económico, impide a muchos aceptar la instalación de bases de la OTAN. Los partidos que protagonizan al apoyo electoral son la Unión Patriótica, antiguo Sajudis, de línea conservadora y que aglutina a los prooccidentales. Los grupos de la Unión Social Liberal y el Movimiento Liberal, se debaten en mantener una mínima representación. Así como la Acción Electoral de los Polacos de Lituania, agrupación puramente étnica. La expectación se sitúa en Orden y Justicia, del expresidente Rolandas Paksas, y el partido laborista del millonario Víctor Ouspaskitch, que reúnen el favor de la minoría rusa y de los lituanos que quieren compartir el beneficio del crecimiento ruso. Sin embargo, la volatilidad del voto se mostraría en la aparición de renacimiento Popular, un partido vinculado al presentador de Operación Triunfo local. Lituania se enfrenta a la difícil situación de elegir entre dos bloques, Unión Europea o Rusia, condenados entenderse por los beneficios mutuos.

 


 
 

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