Lituania: La nueva perseguida en el Parlamento Europeo
José Luis Orella. El Parlamento Europeo resolvió por 349 votos a 218 condenar a Lituania por su “ley de protección de menores” que prohíbe la promoción de “relaciones homosexuales, bisexuales o poligámicas" entre los niños menores de 18 años. La propuesta, como en anteriores veces, fue presentada por la Alianza de los Demócratas y Liberales por Europa (ALDE), la facción parlamentaria “liberal” siempre se ha destacado por sus acciones contrarias a la moral. Los grupos pertenecientes a la izquierda, rápidamente se sumaron a la propuesta, mientras el Partido Popular Europeo (PPE) volvía a dividirse. En esta ocasión los franceses de la UMP de Sarkozy lideraron la postura de castigo contra Lituania.
El primer Jefe de Estado postsoviético lituano, Vytautas Landsbergis, y la parlamentaria eslovaca Anna Záborksá, encabezaron el derecho de todo país soberano a legislar conforme a su soberanía moral. Los defensores de la moral contaron con el apoyo de los dos grupos conservadores del parlamento europeo y del apoyo individual de muchos populares y no inscritos. La causa del problema tiene su origen cuando el Seimas (parlamento lituano) aprobó en junio su legislación de protección al menor. El presidente la vetó, por miedo a la reacción de Europa Occidental y de las organizaciones que promocionan la homosexualidad. Pero en julio, el Seimas anuló el veto. De esta forma, Lituania se suma a Letonia, el otro hermano báltico que decidió blindar su legislación ante la amenaza real que se cernía sobre la familia. Ambos países comparten una historia de sometimiento a lo que fue el totalitarismo comunista que consumió la estructura social y moral. Los dos países anhelan poder vivir en un régimen de libertades donde se respete la dignidad humana y se pueda crecer en un contexto estable familiar. La ofensiva contra la moral que hace tiempo desarrolla el Parlamento Europeo, en connivencia con las fuerzas centristas y de izquierda, está provocando una resistencia social cada vez mayor a los intentos de control legislativo de la Unión Europea. Polonia, por su tamaño, lidera la posición de resistencia junto a la república checa, alineándose eslovacos y bálticos, y en espera del resto de antiguas víctima del comunismo.
En la Europa occidental, los irlandeses que siguen viviendo de su pasado defensor de la vida, procuraron mantener su buena fama ante sus admirados centroeuropeos. Los miembros del PPE se abstuvieron, los gobernantes del Fianza Fail, reconvertidos al liberalismo de ALDE, tuvieron que votar en contra de la propuesta de su propio grupo. Una muestra más de su equivocación en la elección de grupo parlamentario este verano.
El próximo octubre Irlanda volverá a votar en un segundo referéndum sobre el Tratado de Lisboa. El Sí cuenta en esta ocasión con un amplio respaldo, después de haber salvaguardado las medidas identitarias morales, pero después de las presiones sufridas por Letonia y Lituania, puede Irlanda fiarse de una UE que legisla de forma unánime contra la moral. El miedo a un totalitarismo enemigo de las raíces cristianas de Europa se va haciendo cada vez más real y necesario.