Redacción. El equipo español de hockey sobre hierba de la Villa Olímpica de Londres 2012 tiene como defensa a Carlos Ballvé, Litus para los amigos, y detrás de él una historia tan interesante que le llevará, en cuanto los juegos finalicen, a un avión rumbo a Bélgica para concluir sus estudios de seminarista.
Litus era un joven inquieto como cualquier otro, que desde pequeño destacó en el deporte del hockey, hasta llegar a formar parte de la élite, de la alta competición. Entre medias, algunos altibajos, ya que llegó a ser expulsado de la selección cuando era cadete por mal comportamiento. Sin embargo, algo sucedió, Carlos tuvo las tres cuartas partes de un pulmón inutilizado, hecho que logró superar.
Aunque cuando se le pregunta siempre dice que desde siempre ha creído en Dios y en la Virgen, fue en el verano de 2005 cuando su relación comenzó a cambiar, mientras competía en el Mundial sub-21.
El lo cuenta de la siguiente manera, “Empezamos muy mal la competición. Iba tan mal que un domingo fui a misa y le ofrecí un pacto a Dios: le dije que si Él arreglaba ese Mundial, yo iría a Medjugorje (donde hay una devoción mariana aún en estudio por parte del Vaticano) con mi padre. Hicimos historia. Nunca antes una sub-21 había logrado una medalla y nosotros quedamos terceros”, afirmó.
Cumplió su promesa y fue a Medjugorje, donde, como publica el diario El País, “Allí entendí que Dios es algo más que un ideal, que está contigo, que eres hijo suyo y que está ahí para todo, aunque tú no estés para nada”, relata.
A su vuelta, siguió haciendo la vida como hasta entonces, “saliendo de fiesta, con chicas, derrochando dinero y con pocas o ninguna intención de rezar”. Pero “algo dentro de mí me dijo: ‘Litus, eres libre y puedes hacer lo que quieras, pero así no eres feliz”.
Aunque estaba en su mejor momento deportivo, decidió volver a Medjugorje , donde le dijo a Dios: “No sé qué pasa, están pasando cosas muy raras. Yo quiero jugar limpio contigo, así que aquí me tienes, haz lo que quieras”. Su vida cambió desde entonces y le pidió al Señor que le dejara cumplir su sueño de ir a los juegos olímpicos.
Según indicó El País, “gracias a un pacto con el seminario de Barcelona y el Club Atlético Terrassa, pudo compaginar la llamada de Dios (…) con el deporte”.
Ahora Ballvé dice que en Londres está viviendo ‘una experiencia increíble, preciosa’, tratando de aportar ‘un valor más’: “No solo el ganar, sino crecer en mi vivencia de la fe, compartiendo esto con gente de tantas partes del mundo’”.