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Diario YA


 

'He sido testigo y puedo jurarlo con la mano puesta sobre mi corazón y sobre la imagen de Dios'

Lo que Isabel II juró sobre Sor Patrocinio

Cuadro de Sor Patrocinio

Javier Paredes. La protagonista del día es María de los Dolores Quiroga y Capopardo, conocida como Sor Patrocinio, la monja de las llagas, porque un día como hoy nació en la finca de la Venta del Pinar, en el término de San Clemente (Cuenca) (27 –IV-1811) y murió en Guadalajara (27-I-891). Profesó en la Orden de las Concepcionistas Descalzas Franciscanas, y fue abadesa y fundadora de diecinueve conventos de clausura, mujer de gran virtud a la que Dios concedió dones y carismas espirituales extraordinarios. En 1830 recibió la impresión de las llagas.

Sor Patrocinio fue una mujer extraordinaria, no solo por su belleza física y por su inteligencia sino, sobre todo, por su singular vida de santidad. Testigos de distinta extracción social, entre ellos la reina de España Isabel II, han dado su testimonio en favor de sus revelaciones, de sus éxtasis, de sus milagros y, sobre todo, de sus estigmas extraordinarios que la hicieron pasar a la historia como la monja de las llagas. El 13 de agosto de 1831 tuvo lugar la aparición de María Santísima que le dejó la imagen de la Virgen del Olvido, Triunfo y Misericordias, que Sor Patrocinio llevó siempre consigo. Dicha imagen se venera en la actualidad en el Convento del Carmen de las Concepcionistas Franciscanas de Guadalajara, donde también reposan sus restos mortales en una de las capillas laterales.

El 19 de julio de 1907 se hizo público el decreto de apertura del Proceso Ordinario de su Causa de beatificación y canonización. Este fue parte del testimonio de la reina Isabel II. No puede hacerse un desmentido más rotundo de las calumnias que sobre Sor Patrocinio se han vertido de que se entrometía en los asuntos políticos de España. A Isabel II se le podrá acusar de muchas cosas, menos de ser sincera, cuanto si más en los umbrales de la muerte y cuanto ya no tenía nada que ganar ni perder. Esto es lo que escribió:

“He sido testigo de esto y puedo jurarlo con la mano puesta sobre mi corazón y sobre la imagen de Dios que me ha de juzgar. Contra ella se ha dicho todo lo malo que decirse puede; pero todo fue urdido por los emisarios del maldito Satanás, que, así como a los primitivos cristianos echaban los gentiles la culpa de cuantas desgracias ocurrían, así también los masones, si se encendía en España la guerra civil, si caía un ministerio, si se atentaba contra mi real persona, si se daba algún puesto a algún personaje, en seguida gritaban por medio de la prensa impía: “Son cosas de la monja sor Patrocinio”; y yo protesto delante de Dios y de los hombres que ella jamás tuvo parte en tales cosas, ni se mezcló nunca en cosas de gobierno ni de política. Y doy muchas gracias a Dios porque me ha conservado la vida hasta este momento en que puedo desmentir de una manera solemne todas las calumnias e imposturas que contra tan santa religiosa propagaron los enemigos de Dios y de la patria española.

Aunque mi amada y venerada madre sor Patrocinio no tuviera a su favor más que la clase de hombres que la persiguieron, desterraron y calumniaron, tendría bastante para que cualquier persona sensata se formara un subido concepto de su virtud. La persiguieron los malos, los impíos, los enemigos de la Iglesia, prueba inequívoca de que ella no era de su bando, sino buena, piadosa y santa. Siento un indecible consuelo en dar esta declaración en los últimos años de mi vida, a favor de la inocencia y de la justicia perseguida. Ya moriré contenta, y Dios en cuya presencia hago esta declaración, la reciba en descuento de mis pecados y culpas y aumento de gloria que creo firmemente goza ya mi tan amada madre sor María de los Dolores y Patrocinio”.

La reina Isabel II dio este testimonio a menos de tres meses de su muerte, en unos momentos y circunstancias en los que lo único que importa es decir la verdad. Y hoy quiero unir mi testimonio a cuantos quieren levantar sobre la verdad a esta importantísima figura de la Iglesia en España. Saben bien todos mis colegas de Historia Contemporánea que defendí la verdad de Sor Patrocinio desde cuando muy joven hacía mi tesis doctoral sobre Pascual Madoz y el partido progresista. Y en esas estoy y sigo, a pesar de los pesares..., animado por una de las enseñanzas de la madre Patrocinio a sus monjas, a quienes en un momento de durísima persecución escribió: “Todo esto se pasa y la eternidad sin fin se acerca”.

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