Victor Alvarado
La historia de España ha dado grandes genios en todos los ámbitos de la vida como la literatura, la ciencia, el ejército, la filosofía, la teología, etc. Por esa razón, resulta penoso que en nuestro cine sólo, de vez en cuando, se hable de las andanzas de un personaje de la talla de Lope de Vega.
La película gira entorno a la figura de uno de los escritores más importantes del Siglo de Oro y el triángulo amoroso formado por Isabel de Urbina, Elena Osorio junto con el citado poeta, que tendrá una particular relación con la familia Velázquez que terminó con el destierro del “ fénix de los ingenios”.
El reparto es coral, destacando las interpretaciones de las actrices españolas: Leonor Watling y Pilar López de Ayala, que no es la primera vez que interpreta a un personaje de época, pues ya lo hizo en la manipulada historia de Juana la loca (2001). Por otra parte, Alberto Amman ha sabido apostar por producciones (Lope ha sido patrocinada por Intereconomía), que rompen los moldes del cine tradicional español, que tanto ataca a los católicos, la gente de derechas y a las personas con sentido común, como demostró con la elección de Celda 211 (2009). Su interpretación sobre este titán del teatro nos parece fabulosa y consigue transmitir el amor que Lope de Vega profesaba por este arte. También, nos parece muy positivo el personaje del franciscano interpretado por Luis Tosar, que nos muestra la inconmensurable labor de las órdenes religiosas a las que la fe en un ser superior les mueve a practicar la caridad con los más necesitados. Además, el actor Miguel Ángel Muñoz parece que va más disfrazado que vestido para la ocasión, siendo su interpretación un tanto forzada y artificial.
El director Andrucha Waddintong, conocido por Ellos, yo y tu (2000) consigue trasladarnos a uno de los periodos más importantes de la historia de nuestra nación, contándonos una parte de la intensa vida del fabuloso dramaturgo, aunque se queda con la parte más hedonista, olvidándose de su última etapa donde sufrió una conversión espiritual. Y es que como toda película española no podía faltar algunas escenas erótico-festivas que, sin embargo, no caen en el mal gusto.
En contraposición con lo positivo, da la impresión de que el cineasta bebe de las fuentes de Cyrano de Bergerac (1950) en algunas de las líneas argumentales del largometraje en cuestión, mientras que el formato recuerda demasiado a Shakesperare in love (1999). Por tanto, la originalidad brilla por su ausencia.
Como dato curioso, Jorge Drexler ha compuesto la música y la letra para los títulos de crédito.