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Diario YA


 

dirigida por Chris Renaud

Lorax: En busca de la trúfula perdida

Víctor Alvarado

De esta Semana Santa queremos rescatar Lorax: En busca de la Trúfula Perdida, cuyo contenido supera la media de los largometrajes de animación de este ultimo año que, a diferencia de los anteriores (2008, 2009 y 2010), no ha sido demasiado bueno, si exceptuamos a la española, Arrugas (2011).

Se trata de una película que cuenta la anodina vida de un niño, que vive en un mundo de plástico. Éste intentará buscar una planta para poder conquistar a la chica de sus sueños. Para ello, escapará de esa idílica cárcel, donde encontrará un arisco individuo, que le contará la leyenda del Lorax.

Esta producción está dirigida por todo un experto en el cine para niños como Chris Renaud, conocido por Gru, mi villano favorito (2010). El citado realizador adapta el texto de un popular caricaturista estadounidense, cuyos libros son una referencia en las escuelas americanas porque sus creaciones son bastante imaginativas y a la vez educan el corazón de los más pequeños, ya que se percibe que el Dr Seuss estaba muy comprometido con la trasmisión de valores tradicionales como la familia, la vida o la creencia en un ser superior que todo lo ordena. Algunas de las adaptaciones cinematográficas de sus libros han llegado a la cartelera española como El Grinch o la excelente Horton, un elefante con un finísimo oído y una sensibilidad especial.

El cineasta consigue cierto equilibrio entre las escenas dramáticas y las de acción en una cinta que dura lo que tiene que durar (80 minutos) ni más, ni menos, aunque los últimos minutos pierde interés, puesto que se pone al servicio del espectáculo, convirtiéndose en un producto convencional. Lorax es realmente vistoso, presentando una buena banda sonora de John Powell con unos números musicales entretenidos.

Tanto el director como los productores han querido ser muy fieles al mensaje del Dr. Seuss. El cineasta ha pretendido que sepamos distinguir la diferencia entre una familia unida frente a otra en la que prima lo material. Parece destacable el grado de complicidad tan habitual entre abuela y nieto en este caso.

Por otra parte, sin aparente carga política se hace una defensa de la naturaleza, que proporciona bienestar a los habitantes del planeta y se critica al capitalismo feroz y avaricioso que no respeta al individuo en la que da la impresión de que todo vale.

Como dato curioso, Danny de Vito pone la voz a Lórax, papel que le viene como anillo al dedo, pues su físico se corresponde con las características del personaje. El actor tuvo que doblar en varios idiomas, haciendo incluso una versión española y otra latina, en la que se observa las dificultades del intérprete con la pronunciación de la “r”. Sin embargo, lo más interesante es la profundidad de su personaje, pues aparece como la voz de la conciencia, relacionada con lo trascendente, que deja libertad para actuar, pero que insinúa cual es el camino correcto.

Finalmente, el toque filosófico lo pone el mencionado personajes cuando realiza una defensa de la vida diciendo que lo importante no es lo que sé es sino lo que puede llegar a ser.