Miguel Massanet Bosch
“Comienza niño a reconocer con una sonrisa a tu madre” con estas hermosas palabras se expresaba el poeta romano Virgilio en sus Églogas. Hoy en día es posible que, muchos seres humanos en fase de gestación, no tuvieran esta oportunidad de agradecer a su madre el haberlos engendrado, con una de sus maravillosas sonrisas; por el simple hecho de que, la que hubiera podido ser su madre biológica haya decidido que, el fruto de su vientre, no tenga la oportunidad de gozar de la existencia como la tuvo ella, ya fuere por comodidad, por vergüenza o por lo que se ha dado por denominar como “derecho de las mujeres”, que parece que, a criterio de algunos popes de la moral atea, debe primar sobre el derecho del nasciturus a gozar de la vida como cualquier otro mortal. Resulta impactante que por meras cuestiones estadísticas, por cálculos interesados de determinados grupos de presión o por contentar a los grupos feministas interesados en convertir a las mujeres en seres andróginos, sin sentimientos y madres antinatura; estén favoreciendo, como ocurre en la ONU, el que se vaya extendiendo esta costumbre criminal que es la práctica de abortos; a la que se destinan millones y millones de dólares para contribuir a tan nefasta matanza que, sólo en España, superaron la cifra de los 113.000 durante el año 2010. En los EE.UU., desde que fue legalizado el aborto, en 1.973, se calcula que el número de abortos ha alcanzado los ¡53.000.000! Un verdadero genocidio que, no obstante, nadie parece reconocer.
Todo aquel que haya tenido la curiosidad de observar a un feto de sólo unos pocos meses, habrá tenido la oportunidad de maravillarse viendo en tamaño disminuido a un ser con todas las características y atributos de una persona humana. Seguramente la señora Aído, que tanto mal hizo a la infancia, con su Ley del Aborto, y que tuvo un papel importante en crear un clima de confusión entre la gente poco ilustrada al insistir en que, el feto de una mujer, no era un “ser humano” sino que se limitaba a ser un engendro de tipo animal, quizá como el de un conejo o una luciérnaga; seguramente. Acaso lo pudiéramos entender si se refiriera a una de esas “madres” que son capaces de asesinar (no se puede definir de otra forma) a su hijo inocente y desvalido que palpita dentro de su vientre; fruto de su unión con su pareja. En este caso, no se la puede considerar como un ser humano, más bien como una bestia amoral y sin sentimientos, que, si no estuviéramos en un país sin valores, se la debiera castigar por su delito.
Lo que ocurre es que, cuando escuchamos decir al ex ministro del Interior, señor Pérez Rubalcaba, nuestro Rasputín de turno, que el proyecto del PP de retornar a la anterior ley de los tres supuestos del aborto, que se admitían como eximente del delito de aborto, hacer retroceder las conquistas feministas en30 y doscientos años en lo que, para él, seguramente serán los avances de la civilización; no nos queda otro remedio que pensar: ¡De buena nos hemos librado cuando hemos impedido que sujetos semejantes hayan accedido al gobierno de la nación! Herodes era un simple aprendiz de verdugo al lado de personas que contemplan como normal, sin el menor remordimiento, como se van cometiendo infanticidios, sin que ello les quite el apetito. Pero ¿de qué clase de moral es la de estas personas?, ¿de qué supuestos derechos estamos hablando?, ¿qué hubiera sido de la humanidad si todas las hembras humanas hubieran renegado de su función reproductora? Seguramente, si hubieran podido barruntar la clase de monstruos que estaban engendrando se hubieran extirpado, ellas mismas, la matriz.
Lo que ocurre, señores, es que el relativismo moral, el que se refiere al viejo aforismo romano que decía “Comamos y bebamos que mañana moriremos”, la ética entendida como la búsqueda del placer epicúreo y el hedonismo, señalando al individuo como objeto de todos los derechos y libre de todos los deberes, se ha convertido en el leitmotiv de este nuevo socialismo, que sigue empeñado en renegar de todo sentimiento de trascendencia en las personas para que se limiten a adorar al Becerro de Oro de la sexualidad, la vida fácil, , muelle, despreocupada y egoísta. Seguramente, para el señor Rubalcaba, ha sido un gran avance para la humanidad que cada año se prive de la posibilidad de vivir a millones de seres, todo porque a sus madres no les ha parecido bien apechugar con las consecuencias de sus actos. ¿Es esta una muestra de civilización? O se trata, simplemente, de favorecer el control del crecimiento de la humanidad. Si es este el caso, no nos podremos referir a España en la que, de no ser por los cinco millones de inmigrantes (que ahora empiezan a marcharse), nuestro aumento demográfico no hubiera existido; como se demuestra con el envejecimiento, cada vez más destacado, de la población española y la disminución de los nacimientos.
Si es esta la forma mediante la cual el señor Rubalcaba piensa promocionarse, mucho nos tememos que no va a ser suficiente. Es obvio que, si lo que pretende es hablar de economía y de proyectos innovadores para sacar al país de la gran depresión a la que nos ha conducido el anterior gobierno socialista, no creemos que sus recetas ( aunque sea químico) entusiasmen mucho a su audiencia, una vez vistos los resultados de dos legislaturas del gobierno del PSOE, durante las cuales no fueron capaces de levantar nuestra deteriorada economía. Miren por donde, la impresión que tenemos los españoles es que, lo que ha hecho retroceder, no a las mujeres, sino a todo al país y a los cinco millones trescientas mil personas en paro los doscientos años, ha sido, con toda seguridad, el mal gobierno del PSOE de estas últimas legislaturas, que nos ha hecho perder bienestar, trabajo, progreso social y calidad de vida. Debiera reflexionar, el candidato socialista, sobre su parte de culpa por haber participado, durante las dos legislaturas, en un gobierno de ministros incapaces, sectarios, incompetentes y obcecados en sus errores; unos gobiernos que, bajo la batuta de ZP, han conseguido situar a España en la cola de Europa. ¡Ahora, de pronto, se le enciende la bombilla y quiere hacernos creer que puede salvarnos de la quema! ¡Vamos anda!
Ya hay quienes están empezando a advertir del peligro de que, en España, no haya suficientes cotizantes a la Seguridad Social para que, con sus cotizaciones, se pueda seguir sosteniendo el sistema de pensiones actual. Si no hay bastantes jóvenes que se incorporen al trabajo no habrá, dentro de unos años, el número suficiente para que se puedan pagar las pensiones a los ancianos, ni para que se pueda seguir manteniendo el sistema del INS para atender y darles medicinas a los enfermos. Claro que, estas consideraciones no hacen mella en aquellos cuyo único objetivo es conseguir hacer daño al nuevo gobierno del PP, sólo por el simple hecho de que no pueden soportar que les den lecciones de cómo se ha de gobernar una nación o como se pueden ahorrar en gastos superfluos o como se pueden aplicar otros medios paliativos dedicados a socorrer a aquellas mujeres que hayan quedado embarazadas y no tengan medios para poder asumir las cargas de criar a un niño. Resulta algo incomprensible que, en España, haya miles de matrimonios sin hijos, dispuestos a adoptar y que, sin embargo hayan de recurrir a traerlos de África, Asia o Sudamérica, porque aquí no pueden conseguirlo.
En efecto, señor Rubalcaba, ustedes nos han llevado de nuevo a la Edad Media gracias a sus inventos comunistas e intentos de adoctrinar al pueblo. O esto es lo que pienso, señores, respecto a este tema del aborto.