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Diario YA


 

Luis Fernando, Francisco, Manuel y Eusebio,

Los Angeles

Capitán de Navío Luis Mollá Ayuso. Vienen del cielo. Lo hemos visto en películas, canciones y también a nuestro alrededor protegiendo siempre a los más débiles. Pero algunas veces también los ángeles van al cielo.

Ha sucedido ahora con Luis Fernando, Francisco, Manuel y Eusebio, cuatro ángeles que un día los Haitianos vieron bajar de los cielos para ayudarles a volver a la vida después del feroz zarpazo de la desolación.

Estuvieron entre ellos repartiendo esperanza donde sólo había desesperación, alegría, donde sólo quedaba tristeza, vida, donde la muerte había plantado sus negras pezuñas. Al aproximarse a sus desoladas aldeas, el sonido de las palas del helicóptero representaba para muchos el batir de las alas de los ángeles anunciando que aún había sitio para la luz.

Hoy Haití se recupera lentamente. Sus habitantes vuelven a esbozar una tímida sonrisa cargada de ilusión. Es la suya. La sonrisa de cuatro ángeles que dejaron en esa tierra lejana lo mejor que tenían a cambio de la esperanza de los más necesitados.

Se pararon las palas del rotor. Pero sus alas siguen agitando el aire rumbo a ese mar azul y sereno donde descansan para siempre los marinos más generosos. También los ángeles suben al cielo.