Diario Ya. Cuando este 14 de agosto se cumplen 100 días desde la llegada a la presidencia francesa del socialista François Hollande, -que acaba de cumplir 58 años-, las encuestas realizadas en el país vecino sobre la gestión del nuevo gobierno, indican que un 51% de los franceses siente desconfianza ante la capacidad de Hollande para lograr una reducción del desempleo en Francia, así como para impulsar una salida digna a la crisis siria, según indica la encuesta realizada por Ifop para el periódico conservador “Le Figaro”, frente a un 46% que se muestra conforme con la labor socialista durante estos tres primeros meses de gobierno.
Aunque en esta misma encuesta, el 57% de las personas interrogadas reconocen, sin embargo, que Hollande está cumpliendo con su programa electoral, el problema radica en que las acciones del mandatario francés son insuficientes. Los franceses piensan que Hollande debe tomar otras medidas más para encontrar una solución viable a la crisis de la zona euro.
Por otra parte, la prioridad de la mayoría de los franceses, el empleo, también supone un grave problema para el presidente francés, que se tiene que enfrentar a un altísimo nivel de desempleo que preocupa y que no logra atenuar. En estos momentos, solo un 27% de los habitantes galos confían en que Hollande sea capaz de reducir el desempleo.
Lo primero que hizo Hollande en cuanto asumió el cargo, fue anular varias reformas del “presidente de los ricos”, como gustaban de llamar a su predecesor, Nicolas Sarkozy. Por ejemplo, aumentó el impuesto a la fortuna y los impuestos de sucesiones de cuantías elevadas, aumentó el salario mínimo lo que pudo, un 2% y limitó la subida del precio de los alquileres, -especialmente en aquellas ciudades galas donde el índice de especulación inmobiliaria era más alto-. También limitó la posibilidad de subida de los salarios a los altos dirigentes de las empresas públicas.
Sin embargo, Hollande está siendo atacado “desde sus propias filas”, ya que el periódico “Liberation”, de tendencia izquierdista, confiesa que los franceses no consiguen entender hacia donde les lleva Hollande y su equipo, puesto que "El 'anti Sarkosismo' no constituye un programa, un cambio -por radical que sea- de estilo, no basta para imponer una visión", explica este medio, que echa en falta la existencia de un proyecto claro, una “hoja de ruta” que indique hacia dónde se dirigen.
En cuanto a los aspectos positivos de la gestión de Hollande, solo se pueden mencionar dos, la aprobación casi general del anuncio del abandono de las tropas francesas de Afganistán por una parte, y la norma que permite que los asalariados que empezaron a trabajar antes de los 18 años y cotizaron durante 41 años para poder jubilarse, puedan hacerlo al cumplir 60 años de edad.
Un problema grave para Hollande es la presentación de una aceptable solución política en Siria. Ya son 88 los soldados franceses muertos en Afganistán. Aunque el presidente galo ha afirmado cumplir con su “deber humanitario” desplegando un hospital de campaña en Jordania, "muy cerca de la frontera con Siria para ayudar a los refugiados y a los combatientes que hacen frente a la represión", se le reprocha mantener un cierto grado de "inacción" en el caso sirio. Incluso el ex Presidente Nicolás Sarkozy afirma no entender la postura de Hollande en el conflicto Sirio, y apuntan en el mismo sentido las críticas emitidas hacia el presidente francés por parte de el ex primer ministro François Fillon.
Por si fuera poco, las perspectivas sobre la cifra del Producto Interior Bruto (PIB) no son nada halagüeñas, a juzgar por las indicaciones del Banco de Francia, que confirmó que el país está entrando en recesión desde este verano. Esto conduce a una obligada corrección a la baja de las previsiones económicas que había calculado el gobierno socialista para los próximos años, y por tanto, a que se tengan que realizar más ajustes de los previstos.