Los hermanos musulmanes y el incierto futuro para los cristianos en Egipto
Francisco Torres García. Cualquiera que haya visitado Egipto sabe que los cristianos coptos viven en un gueto. Entrar en el barrio copto de El Cairo es penetrar en un lugar un tanto abandonado con iglesias medio destruidas; un lugar en el que los tour operadores hacen entrar a sus autobuses con escolta policial. En algún medio se ha dicho que también los cristianos coptos apoyan el fin de Mubarak y han salido a la calle esperando que un régimen democrático mejore su situación. No tiene ello nada de extraño, ya que el gobierno egipcio no ha hecho nada hasta ahora por protegerlos y defender sus derechos.
Quienes ven el futuro de la zona de la forma más optimista apelan a la posibilidad de que tanto en Egipto como en Túnez, sirviendo de ejemplo para el Yemen, y llegado el caso para Jordania o el Líbano, se siga la denominada vía turca: un islamismo moderado reformista vigilado por el ejército como detentador del poder por lo que se mantendría una cierta apariencia de libertad para los coptos. Nadie parece reparar en el hecho de que las diferencias entre los islamistas egipcios y los turcos son tan amplias como preocupantes. La realidad es la única fuerza social y política organizada en el país son los Hermanos Musulmanes. El proyecto de este grupo pasa por la islamización del país y la marginación definitiva de los coptos hasta su consunción.
La aplicación práctica, con respecto a los cristianos, del proyecto de islamización de los Hermanos Musulmanes tiene ya un antecedente práctico con lo acontecido durante la guerra civil del Sudán que ha sido también una guerra de religiones y una guerra contra los católicos. Tras el golpe de Estado de 1989 los Hermanos Musulmanes se convirtieron en el cerebro gris del régimen e impulsaron una auténtica política de exterminio de los cristianos. La firma de los Acuerdos de Paz de 2005 no supusieron el fin de la persecución organizada por fuerzas islamistas radicales, como las que han operado desde entonces en el sur del país y han cometido innumerables asesinatos, adornados con la brutalidad y el martirio, para amedrentar especialmente a los católicos del sur ante el referéndum recientemente celebrado y que va a permitir que en julio aparezca una nueva nación con una importante población católica.
Los cristianos coptos llevan sufriendo la discriminación y la persecución, como todos los cristianos de Oriente Medio, desde hace décadas. Ahora bien, si como parece los Hermanos Musulmanes se convierten en uno de los grupos políticos básicos para la gobernabilidad de Egipto, el futuro se tornará mucho más incierto para una comunidad que muchos desean ver eliminada. Y ante ello sólo cabe la intervención preventiva de la Comunidad Internacional advirtiendo que no es posible la democracia sin el respeto a las minorías ni la defensa del derecho a creer en libertad. Exigiendo el respeto de acuerdo con las resoluciones adoptadas en el seno de la Unión Europea.