En la película “Somos los Miller” Jennifer Aniston se pone en el papel de una bailarina de striptease y aunque la peli no deja de ser una comedia romántica, se aleja de sus papeles acostumbrados en los que se relaciona más con paseos por Nueva York que con paquetes de Royal Moby listos para ser vendidos al mejor postor.
La película tampoco responde al prototipo de película sobre marihuana con público adolescente, aunque su humor se acerca más a South Park que a “Princesa por Sopresa”, con momentos auténticamente desternillantes. No hay jóvenes fumados con ataques de risa, y da una imagen amable (no deja de ser una comedia) y al mismo tiempo muy crítica del narcotráfico a ambos lados de la frontera mexicana y estadounidense. Además los y las amantes de Jennifer podrán disfrutar de escenas en las que baila como la auténtica stripper que encarna, pero también de otras en las que vuelve a ser la Rachel de Friends. El resto de actores están en estado de gracia también, con mención especial al falso hijo de la falsa pareja que forman Aniston y Sudeikis. Su virginidad e inocencia en ese entorno cuanto menos hostil da pie a algunos de los mejores gags de la película. En cualquier caso está bien reconocer que la droga, cuando es “blanda” (claro que habría que coger esta etiqueta con pinzas) es un buen complemento para el humor.
Recordemos peliculones como “Año Mariano” o “Airbag” por nombrar solo dos títulos de producción española. Por eso a veces extraña tanto que la postura en lo que a legislación se refiere, siga siendo tan rígida en según qué sitios o en según qué círculos, cuando el discurso en la calle está cambiando muy rápido y dando pasos de gigante hacia una mayor tolerancia. No hay más que ver las leyes recientemente aprobadas en el propio EEUU o la nueva andadura que comienza en Uruguay después de aprobar la ley según la cual el Estado controlará la producción, distribución y venta de la marihuana. Mientras, pase lo que pase, el cannabis seguirá siendo una buena excusa para producir buenas películas.