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son los protagonistas

Los obispos que han habido en las diócesis españolas, desde el lunes 26 de enero de 1970 hasta la actualidad

Javier Paredes. Hoy el protagonista del día es un  personaje múltiple: todos los obispos que han habido en las diócesis españolas, desde el lunes 26 de enero de 1970 hasta la actualidad. ¿El motivo? Lo explicamos a continuación.

El 26 de enero de 1970, Pablo VI se reunió con un nutrido grupo de obispos españoles, que habían asistido a la canonización de Santa María Soledad Torres Acosta, esa gran madrileña, fundadora de las siervas de María, las ministras de los enfermos. En esa reunión, Pablo VI pronunció un discurso profético, en el que describía la situación de la juventud española y los males que la amenazaban. Sus palabras fueron las siguientes: “No os faltan, ni nos faltan, preocupaciones al constatar y afrontar los problemas relacionados con la juventud, con los seminarios, con el mundo del trabajo, con el enfriamiento de la fe y del sentido moral: problemas cada día más insoslayables y que el pasar del tiempo agravaría si no se adoptasen medidas clarividentes y proporcionadas”.

 Sin duda que las palabras de Pablo VI estaban dirigidas a todos los obispos españoles, tanto a los allí presentes como a los que no pudieron asistir a la canonización. Y por supuesto que deben de espolear también a todos los obispos españoles desde los de hace cuarenta años y hasta sus sucesores actuales, por cuanto Pablo VI afirma que de no poner remedio a la situación de 1970, de “no adoptar medidas clarividentes y proporcionadas”, el paso del tiempo agravaría la situación.

 Es indudable que Pablo VI, al referirse a los seminarios españoles, sabía que se había producido un notable descenso del número de aspirantes al sacerdocio. El año 1961 había 24.179 seminaristas y en 1968 se habían reducido a 20.355. Pero lo que no podía ni sospechar Pablo VI es que ese descenso llegaría a los 1.265 (mil doscientos sesenta y cinco, lo pongo en letra para que se vea que no es un error) seminaristas del curso 2009-2010. Y las cifras de los años posteriores a 2010 han motivado que se echen las campanas al vuelo de algunas publicaciones eclesiásticas por el aumento en unas pocas decenas, tan pocas que por eso ni se atreven a dar la cifra en números absolutos y dan el aumento en tantos por cien para que no se note la ridiculez del aumento.

Tan inmovilista es el pesimismo radical –está todo tan mal, que no hay nada que hacer- como el optimismo bobalicón –estamos tan bien, que no hay nada que cambiar-. Lo cierto es que mientras nuestra juventud se descristianiza aquí nadie se pregunta si se han hecho los deberes, si se han adoptado esas medidas clarividentes y proporcionadas que reclamaba Pablo VI hace tantos años, para que el paso del tiempo no siga agravando la situación.
 

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